En su oración Ana alabó a Dios por la salvación que Él había efectuado mediante Sus obras maravillosas. Su oración estaba vinculada al mover que Dios realiza en Su economía e indica cierta comprensión respecto a la economía de Dios.
En su oración Ana alabó a Dios por la salvación que Él había efectuado mediante Sus obras maravillosas. Su oración estaba vinculada al mover que Dios realiza en Su economía e indica cierta comprensión respecto a la economía de Dios.
Algunos mss. dicen: aunque no se pesen las acciones.
Sal. 96:10, 13; 98:9
Samuel era de la tribu de Leví (1 Cr. 6:33-38) mas no de la casa de Aarón, que era la familia sacerdotal ordenada por Dios. Samuel ministró al Señor no como sacerdote por nacimiento, sino por el voto del nazareato. En tiempos de Samuel, el sacerdocio de la casa de Aarón había caído por completo; pero Dios tenía prevista esta situación. Además de disponer que la casa de Aarón fuese la de los sacerdotes, Dios proveyó un suplemento —el voto del nazareato, descrito en Nm. 6 —, en caso de que hubiera algo inadecuado en los sacerdotes ordenados como tales. Cuando la casa de Aarón cayó, este suplemento fue puesto en vigencia. Samuel se convirtió en sacerdote al ser consagrado a Dios, apartado para Él y dado en préstamo a Él (1 S. 1:11, 28). Véase la nota Nm. 6:21.
Samuel creció bajo la custodia del anciano Elí (1 S. 1:25). Durante su juventud Samuel ministró a Jehová en presencia de Elí (vs. 11, 18-19), quien le enseñó la manera apropiada de ministrar a Dios. Mientras Samuel aprendía, pudo observar el deterioro del sacerdocio aarónico degradado (vs. 12-17, 22-25). Esto no debilitó a Samuel con respecto a su futuro sacerdocio nazareo; más bien, le sirvió de constante advertencia durante todo el curso de su servicio sacerdotal.
Muchos mss. dicen: Pues.
O, la que oigo; hacéis pecar al pueblo de Jehová.
Algunos mss. omiten las palabras como esclavos.
Lit., Él le hará.
Algunos mss. dicen: como hombres.
Samuel era sacerdote no por nacimiento, sino debido a que de una manera particular Dios lo hizo surgir como tal. En su condición de sacerdote Samuel reemplazó y, en cierto sentido, puso fin al caduco sacerdocio aarónico. Él no se rebeló contra la casa de Aarón ni usurpó nada que perteneciera a dicha casa. A medida que Samuel crecía, Dios dispuso el entorno para perfeccionarlo y forjar en él la capacidad de hacer todo lo necesario para que Dios realizara un cambio de era. Dios usó a Samuel para cambiar la era no por medio de la rebelión, sino mediante la revelación divina. Samuel era una persona llena de revelación (1 S. 3:21) y lo hacía todo conforme a lo que él había visto; además, él era un hombre conforme al corazón de Dios, es decir, era una réplica, un duplicado, del corazón de Dios. Por ser tal clase de persona, jamás habría hecho nada en rebeldía.
Todo el ser de Samuel y toda su persona, y no sólo su hacer, vivir y obra, eran conforme a Dios. El ser de Samuel y el corazón de Dios eran uno. Por esta razón, no es exageración afirmar que Samuel, un hombre conforme a Dios, era Dios en funciones aquí en la tierra. Las consideraciones de Samuel estaban centradas en la mente de Dios; ningún otro pensamiento, consideración o idea ocupaba su mente. Su vida y su obra estuvieron dedicadas a realizar lo que estuviera en el corazón de Dios y, por ello, fue Samuel quien realizó el cambio de era.
Samuel ungió a Saúl y a David como reyes (1 S. 10:1; 16:1, 13). Él hizo esto conforme a lo dispuesto por Dios, quien determinó que Samuel anduviese continuamente delante del ungido de Dios a fin de supervisar al rey, observando lo que el rey hacía. Esto indica que Samuel, quien era Dios en funciones sobre la tierra, era mayor que el rey. Samuel reunía los requisitos para ser tal clase de persona debido a que por muchos años Dios lo perfeccionó de una manera única por causa de Su economía.