Eliseo había fallecido y su cuerpo era un cadáver; no obstante, en el espíritu, él ministró para vivificar a uno que estaba muerto. Incluso muerto, Eliseo podía vivificar a otros. Éste es un cuadro de Cristo en resurrección; todo aquel que toca a Cristo, es vivificado. La regeneración implica que una persona espiritualmente muerta ha tocado al Cristo que murió y resucitó, y ha sido vivificada (cfr. Jn. 5:25; Ef. 2:1-6a).
