La profecía en los vs. 9-10 es una inserción parentética, y el v. 11 es la continuación del v. 8. La profecía en el v. 9 revela que Cristo habría de venir de una manera justa trayendo salvación para el pueblo de Dios y que Él vendría en calidad de Rey, pero como un Rey humilde, un Rey que se humilló, el cual no cabalga en un caballo majestuoso, sino en un asno, incluso un pollino hijo de asna. Esto se cumplió la última vez que Jesucristo entró en Jerusalén (Mt. 21:1-11). En ese entonces, el pueblo de Israel, temporalmente, le dio la bienvenida a Cristo.
La profecía respecto a la venida de Cristo en este versículo así como la profecía respecto al reino milenario en el v. 10 están insertadas entre la primera parte del capítulo, que trata sobre Alejandro Magno, y la última parte del capítulo, que trata sobre Antíoco Epífanes. Todo este libro indica que el Cristo todo-inclusivo, quien es el centro y la circunferencia, la centralidad y la universalidad, del mover que Dios lleva adelante para realizar Su economía sobre la tierra, está íntimamente involucrado con la historia humana y con los grandes imperios humanos, especialmente el imperio de Persia (caps. 1—6) y los imperios de Grecia y Roma (caps. 9—14).