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Capítulos de libros «Éxodo»
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Mis lecturas
  • Lit., jornadas.

  • Después que los hijos de Israel comieron del maná para saciar su hambre (cap. 16), necesitaban beber del agua viva para aplacar su sed. Tanto en la vida física como en la vida espiritual, comer y beber siempre deben ir juntos. Al comienzo de la Biblia, el árbol de la vida y el maná son mencionados antes que el agua de vida (Gn. 2:9-10; Éx. 16:4, 14-15; 17:6; cfr. Jn. 6:31-35; 7:37-39), lo cual indica que al inicio de nuestra vida espiritual el hecho de comer al Cristo contenido en Su palabra (Jer. 15:16; Mt. 4:4; Jn. 6:63) redunda en que el Espíritu fluya como agua viva en nuestro ser. Sin embargo, al final de la Biblia, el río de agua de vida es mencionado antes que el árbol de la vida (Ap. 22:1-2), y el árbol de la vida crece en (o sea, es transmitido en) el río, lo cual indica que a medida que avanzamos en nuestra experiencia espiritual, el Espíritu como río que fluye nos trae el suministro de la palabra, el maná. Esto implica que, a la postre, el concepto divino es que el comer está incluido en el beber y que beber es más importante que comer.

    En la Biblia, el principio básico con respecto a la relación entre el hombre y Dios es que el hombre necesita comer y beber de Dios. Es al comer y beber que nosotros, el pueblo escogido de Dios, ingerimos a Dios, y es al comerle y beberle que Dios se forja en nuestro ser para ser uno con nosotros orgánicamente.

  • Los hijos de Israel habían visto los hechos milagrosos realizados por Dios en beneficio de ellos, pero no conocían los caminos de Dios (Sal. 103:7). Por tanto, ellos contendieron con Moisés e incluso cuestionaron si el Señor estaba con ellos o no (vs. 2-3, 7).

  • Es difícil saber si aquí Moisés estaba orando o haciendo una acusación. La reacción de Moisés ante las quejas del pueblo nos muestra que Moisés, al ser probado por Dios, fracasó. Véase la nota Éx. 17:71a.

  • Según lo dicho por Pablo en 1 Co. 10:4, aquí la roca era Cristo. Más aún, era una roca espiritual la que siguió a los hijos de Israel en sus jornadas (cfr. Nm. 20:8-11). Véase la nota 1 Co. 10:42.

  • Que la roca fuese golpeada nos da un cuadro claro, completo y cabal de la crucifixión de Cristo. La roca fue golpeada por el cayado de Moisés (v. 5). Según esta tipología, Moisés representa la ley, y el cayado representa el poder y autoridad de la ley. Por tanto, que el cayado de Moisés golpeara la roca significa que Cristo fue puesto a muerte en la cruz por la autoridad de la ley de Dios (cfr. Gá. 2:19-20; 3:13).

  • Las aguas que fluyen de la roca herida tipifican al Espíritu (Jn. 7:37-39). Mediante la encarnación, Cristo vino a la tierra como una roca. En la cruz, Él fue herido por la autoridad de la justa ley de Dios a fin de efectuar la obra redentora de Dios. Su costado fue abierto, y el agua viva fluyó para que el pueblo de Dios bebiera (Jn. 19:34 y la nota). Esta agua viva es el agua de vida en resurrección, es decir, el Espíritu vivificante y todo-inclusivo como consumación del Dios Triuno (1 Co. 15:45 véase la nota Jn. 7:391a). La fuente del agua de vida es el trono de Dios y del Cordero: el Dios redentor (Ap. 22:1). Por tanto, el agua de vida es el Dios Triuno que fluye para ser nuestra vida. El fluir del agua viva comenzó desde el trono en la eternidad, continuó mediante la encarnación, el vivir humano y la crucifixión de Cristo (Jn. 4:10, 14; 19:34), y ahora sigue fluyendo en resurrección a fin de suministrar al pueblo de Dios todas las riquezas de la vida divina (Ap. 22:1-2). Cuando nos identificamos con el Cristo que fue herido, la vida divina como agua viva fluye rebosando de nuestro ser (Jn. 7:38). El fluir del agua de vida en resurrección tiene por finalidad la edificación del Cuerpo de Cristo (1 Co. 12:13) y la preparación de la novia de Cristo (Ap. 19:7), ambas de las cuales tienen su consumación en la Nueva Jerusalén (Ap. 21:9-10; cfr. Ef. 5:23, 28-30).

    A fin de beber del agua de vida, primero tenemos que estar en la posición adecuada para beber (1 Co. 12:13) y, además, debemos estar sedientos (Jn. 7:37; Ap. 21:6). Luego, tenemos que acudir al Señor (Jn. 7:37; Ap. 22:17), pedirle al Señor (Jn. 4:10), creer en el Señor (Jn. 7:38) e invocar el nombre del Señor (Is. 12:3-4; Hch. 2:21).

  • Que significa prueba. En Masah Dios puso a prueba tanto a Israel (Sal. 81:7) como a Moisés, el líder entre Su pueblo, e Israel también puso a prueba a Dios (vs. 2, 7). La escasez de agua fue una prueba tanto para Dios como para Su pueblo. Siempre que estamos carentes de Cristo, el agua viva, espontáneamente somos probados por Dios. Como sucedió en Masah, únicamente Dios puede pasar tal prueba. Cfr. Nm. 20:2-13 y las notas.

  • Que significa rencilla o contienda.

  • Que significa belicoso. Amalec tipifica la carne, que es la totalidad del viejo hombre caído (Gá. 2:16 véase la nota Gá. 3:32 y la nota Gá. 5:191). La lucha entre Amalec e Israel describe el conflicto entre la carne y el Espíritu, el cual tiene lugar en los creyentes (Gá. 5:17; cfr. 1 P. 2:11). Amalec era descendiente de Esaú (Gn. 36:12), el gemelo de Jacob. Esto indica que la carne es muy cercana a nuestro ser regenerado, representado por Jacob. Esaú nació primero y Jacob segundo, lo cual indica que la carne corresponde al primer hombre, al viejo hombre.

  • Amalec era el primer enemigo que los hijos de Israel enfrentaron en su travesía hacia la buena tierra (Dt. 25:17-18; 1 S. 15:2). Esto indica que nuestra carne ocupa el primer lugar entre todos nuestros enemigos. La carne, el pecado, el mundo y Satanás están todos relacionados entre sí, pero el más prominente de ellos en lo referido a combatir contra los creyentes es la carne (Gá. 5:17). Cuando en nuestra experiencia hacemos morir la carne (Gá. 5:24; Ro. 8:13), el mundo no puede retenernos, el pecado no puede operar en nuestro ser y Satanás es impotente para obrar en nosotros. El propósito de Amalec al atacar a Israel era impedir que ellos entraran en la buena tierra; asimismo, el objetivo de Satanás al incitar a nuestra carne a combatir contra nosotros es impedirnos entrar en el pleno disfrute del Cristo todo-inclusivo, nuestra buena tierra (véase la nota Dt. 8:71).

  • Que significa Jehová el Salvador, o la salvación de Jehová. El nombre Jesús procede de la versión griega de este nombre. Véase la nota Mt. 1:211b.

  • Mientras Moisés alzaba su mano, Josué combatía por el pueblo y prevalecía. Aquel Moisés que en la cima del monte alzaba su mano tipifica al Cristo ascendido que intercede en los cielos (Ro. 8:34b; He. 7:25; cfr. 1 Ti. 2:8), y Josué tipifica al Cristo que, como Espíritu que mora en nosotros, combate contra la carne (Ro. 8:9-11; Gá. 5:16-17). Amalec fue derrotado por Israel mediante el suministro del maná (cap. 16) y del agua viva (vs. 1-6), así como por la mano alzada de Moisés y el combate librado por Josué. Igualmente, vencemos la carne al comer y beber a Cristo como nuestro suministro de vida, al orar junto con el Cristo intercesor y al hacer morir la carne por el Cristo quien es el Espíritu que combate (Ro. 8:13 y la nota 2; Gá. 5:24 y la nota 2).

  • Como aquel que oraba en la cima del monte, Moisés tipifica a Cristo, pero como aquel cuyas manos se cansaban, él nos representa a nosotros. Esto significa que mientras Cristo ora en los cielos, nosotros también debemos orar en la tierra (1 Ti. 2:8). Debido a que la carne jamás cambia ni mejora, a fin de prevalecer contra ella tenemos que orar sin cesar (1 Ts. 5:17; Col. 4:2), uniéndonos a Cristo en Su intercesión. Sin embargo, con frecuencia nuestras manos intercesoras se cansan. Por tanto, necesitamos una piedra que nos sustente, y necesitamos la ayuda de Aarón y Hur. La piedra, una base sólida para nuestra vida de oración, se refiere a que comprendemos que en nosotros mismos somos débiles y que para sostener nuestra oración necesitamos que Cristo sea nuestro sustento (cfr. Jn. 15:5b). Aarón, el sumo sacerdote (Éx. 28:1; He. 5:1, 4), representa el sacerdocio, y Hur, de la tribu de Judá (Éx. 31:2), representa el reinado (Gn. 49:10). El sacerdocio guarda relación con el Lugar Santísimo, el cual en nuestra experiencia siempre está relacionado con nuestro espíritu (He. 10:19 y la nota). Por tanto, para sostener nuestras oraciones y, así, derrotar la carne, es necesario que el sacerdocio fortalezca nuestro espíritu. También es necesario que obedezcamos al Señor sujetándonos a Su autoridad, el reinado. Más aún, Hur guarda relación con la edificación del tabernáculo (Éx. 31:2-5), y Éxodo está orientado hacia esta meta. Esto indica que la edificación de la iglesia debe ser la meta de nuestras oraciones.

  • Lit., ponlo en los oídos de.

  • La carne es enemiga de Dios. Ella no tiene la intención de obedecer a Dios ni tampoco puede (Ro. 8:7-8). Por tanto, el destino de la carne es ser borrada del todo. Esto sucederá durante la era del reino en el milenio (Ap. 20:7-9 y la nota Ap. 20:82).

  • Que significa Jehová es mi estandarte. El altar que Moisés edificó y al cual le puso nombre representa la cruz como memorial de nuestra victoria sobre la carne (Gá. 5:24; 6:14). Mediante la cruz disfrutamos al Señor como nuestro estandarte, nuestra victoria.

  • Amalec era una mano que se levantaba contra el trono de Dios, lo cual significa que la carne está en rebelión contra Dios y se pone en contra de Su trono, Su administración gubernamental. La carne, en todos sus aspectos, ya sean éstos buenos o malos, es enemiga de la autoridad de Dios (Ro. 8:7). Por tanto, Dios ha decidido hacer guerra de continuo contra la carne (cfr. Jue. 3:13-15; 5:14; 6:3; 7:12-14; 1 S. 15:2-9, 32-33; 27:8; 30:1-17; 2 S. 8:12; 1 Cr. 4:42-43; Est. 3:1-6; 9:7-10) hasta que ésta sea borrada del todo (v. 14).

  • Forma abreviada de Jehová.

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