El oro, las piedras preciosas y las perlas son los materiales con los cuales la Nueva Jerusalén es edificada (Ap. 21:18-19, 21). Sin embargo, esta mujer, la iglesia apóstata, no está edificada sólidamente con estos artículos preciosos; estos tesoros los usa ella como adornos para exhibirlos, lo cual constituye un engaño destinado a seducir a la gente. Ésta es la falsa apariencia de la ramera.
