Este mar de vidrio no es de agua sino de fuego (15:2). Desde el diluvio, Dios, conforme a Su promesa de no juzgar nuevamente con agua a la tierra y a todos los seres vivos (Gn. 9:15), siempre ejecuta Su juicio sobre el hombre con fuego (Gn. 19:24; Lv. 10:2; Nm. 11:1; 16:35; Dn. 7:11; Ap. 14:10; 18:8; 19:20; 20:9-10; 21:8). El trono del juicio de Dios es como llama de fuego del cual procede un río de fuego (Dn. 7:9-10). La llama del juicio de Dios arroja todas las cosas negativas del universo entero en este mar de vidrio, el cual finalmente será el lago de fuego (Ap. 20:14). El mar de vidrio, por ser la totalidad de todo el juicio ardiente de Dios, es como cristal, lo cual significa que todas las cosas negativas, al ser sometidas al juicio de Dios, quedan claras como el cristal. Aquí tenemos el arco iris alrededor del trono de Dios, lo cual significa que Dios guardará la promesa que hizo en Gn. 9:8-17. También tenemos el mar de fuego semejante al cristal, el cual representa el juicio de Dios sobre todas las cosas negativas aun con fuego.
