El silencio en el cielo indica solemnidad. Cuando se abre el séptimo sello, todo el cielo guarda silencio porque la era está a punto de cambiar: de la era de la tolerancia de Dios a la era de Su ira.

El séptimo sello trae consigo las siete trompetas, que son el contenido del séptimo sello. Los siete sellos son abiertos en secreto, mientras que las siete trompetas son tocadas públicamente.

Véase la nota Ap. 7:2¹.

El altar del holocausto (cfr. Éx. 27:1-8).

El incensario de oro simboliza las oraciones de los santos (Ap. 5:8), las cuales son llevadas a Dios por Cristo, el “otro Ángel”.

El incienso representa a Cristo con todo Su mérito, quien es añadido a las oraciones de los santos a fin de que las oraciones ofrecidas por ellos sobre el altar de oro sean aceptables a Dios.

Lit., diese.

Cuando se abra el séptimo sello, todavía habrá santos orando en la tierra.

El altar de oro es el altar del incienso (cfr. Éx. 30:1-9).

El humo del incienso indica que el incienso es quemado y asciende a Dios con las oraciones de los santos. Esto implica que las oraciones de los santos llegan a ser eficaces y son aceptables a Dios.

Lit., inciensos.

Esto implica la respuesta a las oraciones de los santos, especialmente la oración del quinto sello, mencionada en Ap. 6:9-11, y la oración mencionada en Lc. 18:7-8. La oración de los santos en este capítulo debe ser por el juicio de la tierra, la cual se opone a la economía de Dios. La respuesta a las oraciones de los santos es la ejecución del juicio de Dios sobre la tierra por medio de las siguientes siete trompetas.

Arrojar fuego a la tierra es ejecutar el juicio de Dios sobre ella. Por consiguiente, los truenos, las voces, los relámpagos y un terremoto ocurrieron como señales del juicio de Dios.

Las siete trompetas les fueron dadas a los siete ángeles (v. 2), pero sólo después que las oraciones de los santos (vs. 3-5) sean contestadas, los siete ángeles se prepararán para tocar las trompetas. Se requieren las oraciones de los santos para que la voluntad de Dios en el cielo se lleve a cabo sobre la tierra.

La se refiere probablemente a ciertas regiones de la tierra que son las más malignas y pecaminosas.

Se refiere probablemente al mar que colinda con las regiones que cometen maldades en contra de Dios. Esta parte del mar también será dañada por el juicio de Dios.

Lit., que tenían alma.

Una planta amarga.

Hoy en día los que se oponen a Dios y los que practican lo malo contra Él todavía disfrutan de lo creado por Dios. Debido a la oposición maligna del hombre contra Dios, el agua que Él creó, la cual es crucial para la vida humana, probablemente será dañada de una manera limitada por el juicio de Dios.

Las primeras cuatro trompetas, las cuales no constituyen el juicio directo sobre el hombre, forman un grupo, tal como los primeros cuatro sellos. La primera trompeta es un juicio sobre la tierra, incluyendo los árboles y toda la hierba, como el que ocurrió en Egipto (Éx. 9:18-25); la segunda, un juicio sobre el mar, incluyendo los seres vivos y las naves; la tercera, un juicio sobre los ríos y las fuentes de las aguas, como el que ocurrió en Egipto (Éx. 7:17-21); la cuarta, un juicio sobre el sol, la luna y las estrellas, que los hace oscurecer, igual que el de Egipto (Éx. 10:21-23). Mediante los juicios de estas cuatro trompetas, la tercera parte de la tierra, del mar, de los ríos y de las huestes celestiales serán dañados hasta el punto de ya no ser útiles para la supervivencia del hombre. En el sexto sello, antes de las siete trompetas, ya se había ejecutado un juicio sobre la tierra y sobre los ejércitos celestiales (Ap. 6:12-14). El grado del daño causado por ese juicio no fue tan definido como el daño causado por las primeras cuatro trompetas. Al sonar la séptima trompeta, habrá más juicios sobre la tierra, el mar, los ríos y el sol por medio de las siete copas (Ap. 16:1-21). Éstos serán los juicios más severos de Dios sobre la tierra y el cielo.

Se refiere probablemente a la parte del sol que brilla sobre las regiones malignas de la tierra (cfr. Mt. 5:45). Dios sabe qué parte es, y esa parte será arruinada por el juicio de Dios.

Las últimas tres trompetas serán los últimos tres ayes (Ap. 9:12; 11:14) de la gran tribulación (Mt. 24:21), los cuales ocurrirán en la segunda mitad de la septuagésima semana (Dn. 9:27), un período de tres años y medio (Dn. 7:25; 12:7; Ap. 12:14), es decir, cuarenta y dos meses (Ap. 11:2; 13:5), o mil doscientos sesenta días (Ap. 11:3; 12:6).