Cfr. la nota Dn. 7:11.
Cfr. la nota Dn. 7:11.
El carnero, que corresponde a la segunda bestia descrita en 7:5 y al pecho y los brazos de plata de la gran imagen humana descrita en el cap. 2, representa a Medo-Persia (v. 20; 11:2). Sus dos cuernos representan a Media y Persia. Persia, con su rey Ciro (Esd. 1:1), la cual surgió al último, se elevó más que Media.
Esto significa que Medo-Persia conquistó Babilonia al oeste, Asiria al norte y Egipto al sur.
Esto indica que Medo-Persia no tenía temor de Dios y se ensoberbeció. Finalmente, Dios aplicó Su trato a Medo-Persia al hacer surgir a Alejandro Magno. Cfr. la nota Zac. 1:181.
El macho cabrío, que corresponde a la tercera bestia descrita en Dn. 7:6 y al vientre y muslos de bronce de la gran imagen humana descrita en el cap. 2, representa a Grecia con Alejandro Magno (v. 21a; Dn. 11:3). Que viniese del occidente significa que vino procedente de Europa. Que viniese sobre la faz de toda la tierra sin tocar tierra denota su velocidad de movimiento sobre la tierra.
Esto representa a Alejandro Magno como un cuerno extraordinario, notable por sus dos ojos de mirada penetrante. Era una persona muy inteligente.
Esto indica que Alejandro Magno conquistó Medo-Persia y la destruyó.
Alejandro Magno se ensoberbeció. Pero en cuanto se hizo fuerte en poderío, murió de improviso.
En lugar de Alejandro Magno, sus cuatro generales (que corresponden a las cuatro alas y las cuatro cabezas descritas en Dn. 7:6), esto es, Casandro, Lisímaco, Tolomeo y Seleuco, salieron hacia los cuatro confines de su imperio para formar naciones en Macedonia, Asia Menor, Egipto y Siria respectivamente (v. 22). Ésta fue la continuación del Imperio griego. A la postre, estos cuatro imperios se fusionaron para formar dos imperios, uno al sur (Egipto) y otro al norte (Siria). El cap. 11 describe la guerra entre estos dos imperios que tuvo lugar en el territorio de Israel.
O, un cuerno surgido de pequeñez. Este cuerno representa a Antíoco IV Epífanes de Siria, quien gobernó en los años 175-164 a. C. Él expandió sus dominios en gran medida hacia Egipto por el sur, hacia Siria por el este y hacia Israel, la tierra hermosa (Dn. 11:16).
Que el cuerno pequeño crezca hasta hacerse grande, tan elevado como el ejército del cielo, y haga caer a tierra parte de ese ejército y de las estrellas y las pisotee (Dn. 11:30-35), significa que él se hizo grande en poderío y perseguía a los santos (representados por el ejército del cielo y las estrellas, Dn. 12:3). En todas estas cosas malignas que él hizo, este pequeño cuerno tipifica al anticristo venidero (Ap. 13:5-7; 2 Ts. 2:3-4).
Representa a Dios.
O, por él; es decir, el cuerno pequeño. Antíoco Epífanes hizo cesar los sacrificios diarios que se presentaban en el templo y profanó el templo con cerdos y fornicación (Dn. 11:31); más aún, echó por tierra la verdad (v. 12), lo cual significa que con él no había justicia ni derecho. En todas estas maldades, este pequeño cuerno también tipifica al anticristo (Dn. 9:27).
Los días en que Antíoco Epífanes cometería maldades en la Tierra Santa habrían de extenderse desde aproximadamente el año 171 a. C. hasta el 25 de diciembre del año 165 a. C., el día en que el héroe judío Judas Macabeo habría de purificar el santuario después de derrotar a Antíoco Epífanes (vs. 25-26). Véase la nota Jn. 10:221.
Lit., justificado. La purificación del templo realizada por los macabeos constituyó una justificación mediante la cual se declaraba que el templo era el lugar santo donde el pueblo de Dios podía adorarle a Él.
Es decir, Grecia.
El pequeño cuerno, Antíoco Epífanes (v. 9).
Es decir, insolente (cfr. Dt. 28:50).