Los cinco incidentes descritos de una manera vívida en 2:1—3:6 forman un grupo particular que muestra cómo el Salvador-Esclavo, el Esclavo de Dios, llevó a cabo Su servicio evangélico para atender a las necesidades de los hombres caídos, quienes habían sido llevados cautivos por Satanás y apartados de Dios y del disfrute de Dios, a fin de rescatarlos de su cautiverio y volverlos al disfrute de Dios.
1) Como Dios y con autoridad divina, Él perdonó los pecados del enfermo para librarlo de la opresión de Satanás (Hch. 10:38) y restaurarlo a Dios. Los escribas consideraron esto como algo contrario a la teología de su religión (vs. 1-12).
2) Como Médico para el pueblo enfermo y miserable, Él cenaba con recaudadores de impuestos, quienes eran desleales e infieles a su propia nación, y con pecadores, quienes eran menospreciados y estaban aislados de la sociedad, para que gustaran la misericordia de Dios y volvieran a disfrutar a Dios. Esto fue condenado por los escribas de los fariseos, los cuales eran justos en su propia opinión y despiadados (vs. 13-17).
3) Como Novio con Sus compañeros, Él hizo que Sus seguidores se alegraran y regocijaran y no ayunaran. Así que, Él anuló la práctica de los discípulos de Juan (los nuevos fanáticos religiosos) y la de los fariseos (los viejos fanáticos religiosos) para que Sus seguidores pudieran ser librados de las prácticas religiosas y conducidos a deleitarse en el Cristo de Dios como su Novio, teniendo la justicia de Él como vestido que los cubriera, y la vida de Él como vino que los llenara, en la economía neotestamentaria de Dios (vs. 18-22).
4) Él permitió que Sus seguidores arrancaran las espigas por los sembrados en el Sábado, con el fin de saciar su hambre. Al hacerlo, aparentemente quebrantaron el mandamiento de Dios con respecto al Sábado, pero en realidad agradaron a Dios, porque el hambre de los seguidores de Cristo fue saciada por medio de Él, tal como el hambre de David y sus seguidores había sido saciada con el pan de la Presencia en la casa de Dios. Esto indica que la economía neotestamentaria de Dios no consiste en observar los preceptos de la religión sino en ser satisfecho en Cristo y por medio de Él como el verdadero reposo sabático (vs. 23-28).
5) En el Sábado Él sanó a un hombre que tenía la mano seca, sin preocuparse por la observancia del Sábado, sino por la salud de Sus ovejas. De esta manera Él indicó que la economía neotestamentaria de Dios no consiste en observar normas sino en impartir vida. Por eso le odiaban los fariseos, los fanáticos religiosos (Mr. 3:1-6).
Estos cinco puntos en los cuales el Salvador-Esclavo intervino con vida y misericordia para llevar a cabo Su servicio evangélico, iban en contra de la religión de formalismos y tradiciones y, por lo tanto, eran aborrecibles a los líderes religiosos que eran carnales, obstinados y carentes de vida.