Con respecto a los vs. 1-12, véanse las notas de Mt. 13:1-15.
Con respecto a los vs. 1-12, véanse las notas de Mt. 13:1-15.
Véase la nota Mr. 1:212. Así también con respecto a la palabra enseñaba en el versículo siguiente.
Representa al Salvador-Esclavo (Mt. 13:37), quien era el Hijo de Dios que vino para sembrarse como la semilla de vida (véase la nota Mr. 4:263b), contenida en Su palabra (v. 14), en el corazón de los hombres para crecer y vivir en ellos a fin de ser expresado desde su interior.
Esta siembra era la proclamación del evangelio de Dios llevada a cabo por el Salvador-Esclavo, lo cual trajo el reino de Dios (Mr. 1:14-15). Era, como en el v. 26, la siembra de la semilla de vida por la palabra (v. 14) que habló el Salvador-Esclavo, lo cual indica que Su servicio evangélico consistía en sembrar la vida divina en el pueblo al que servía. El crecimiento de esta vida depende de la condición de aquellos a quienes servía, y el producto de esta vida difiere según las varias condiciones de ellos, como se describe en esta parábola.
La economía de Dios con respecto a Su reino era un misterio escondido, el cual ha sido revelado a los discípulos del Salvador-Esclavo. No obstante, debido a que la naturaleza y el carácter del reino de Dios son totalmente divinos, y los elementos con los cuales es producido son la vida y la luz divinas (véase la nota Mr. 4:31a, la nota Mr. 4:261a y la nota Mr. 4:211a) el reino de Dios, especialmente en su realidad como la iglesia verdadera en esta era (Ro. 14:17), sigue siendo un completo misterio para el hombre natural. Para entenderlo, se necesita la revelación divina.
O, se hacen, llegan a ser.
En el griego, la palabra aquí traducida sabéis indica una comprensión interna y subjetiva; la palabra entenderéis, conocimiento externo y objetivo.
La lámpara que se menciona aquí, la cual irradia luz, indica que el servicio evangélico del Salvador-Esclavo no sólo siembra la vida en aquellos a quienes sirve, sino que también les trae la luz. Así que, el servicio divino hace que los creyentes sean luminares (Fil. 2:15) y que las iglesias sean candeleros (Ap. 1:20) que resplandecen como testimonio de Cristo en esta era oscura y que tienen su consumación en la Nueva Jerusalén, cuyas características sobresalientes son vida y luz (Ap. 22:1-2; 21:11, 23-24).
Véase la nota Mt. 5:151.
Véase la nota Mt. 5:15b.
Igual que en Mt. 13:10-13 y Lc. 8:18, lo dicho aquí tiene que ver con la manera en que oímos la palabra del Señor.
El reino de Dios es la realidad de la iglesia, la cual es producida por la vida de resurrección de Cristo mediante el evangelio (1 Co. 4:15). La regeneración es la entrada al reino (Jn. 3:5), y el crecimiento de la vida divina dentro de los creyentes constituye el desarrollo del reino (2 P. 1:3-11). Véase la nota Mr. 1:151b.
El Salvador-Esclavo como sembrador. Véase la nota Mr. 4:31a.
Se refiere a la semilla de la vida divina (1 Jn. 3:9; 1 P. 1:23) sembrada en los creyentes, lo cual indica que el reino de Dios, el cual es el resultado y la meta del evangelio del Salvador-Esclavo, y la iglesia en esta era (Ro. 14:17) tienen que ver con la vida de Dios, la cual brota, crece, da fruto, madura y produce una cosecha; el reino y la iglesia no tienen nada que ver con una organización inerte, la cual es producida por medio de la sabiduría y capacidad del hombre. Las palabras de los apóstoles en 1 Co. 3:6-9 y Ap. 14:4, 15-16 confirman esto.
Las expresiones duerme y se levanta, de noche y de día y sin que él sepa cómo no deben aplicarse al Salvador-Esclavo. Este versículo muestra con cuánta espontaneidad crece la semilla (cfr. v. 28).
Lit., se alarga.
Es decir, la buena tierra (v. 8), que representa el corazón bueno que Dios creó (Gn. 1:31) con la intención de que Su vida divina creciera en el hombre. Dicho corazón coopera con la semilla de la vida divina que se siembra en él, permitiendo que crezca y dé fruto espontáneamente para la expresión de Dios. Aquí la palabra nos capacita para tener fe en este proceso espontáneo. Por eso aquí, en contraste con Mt. 13:24-30, no se menciona la cizaña, la cual está relacionada con el lado negativo.
O, espontáneamente.
Con respecto a los vs. 30-32, véanse las notas de Mt. 13:31-32.
Algunos mss. dicen: compararemos.
El significado de la semilla en los vs. 3, 26 y la lámpara en el v. 21 dan a conocer la naturaleza y la realidad interior del reino de Dios, mientras que el grano de mostaza que llega a ser grande, contrariamente a su género, y las aves que anidan bajo su sombra representan la corrupción y la apariencia del reino de Dios.
Estas parábolas exhiben la sabiduría y el conocimiento divinos del Salvador-Esclavo (Mt. 13:34-35).
Con respecto a los vs. 36-41, véanse las notas de Mt. 8:23-27.
El Salvador-Esclavo estaba dormido, descansando en la barca, la cual estaba siendo agitada por la tempestad, mientras los discípulos se veían amenazados por la tormenta. Esto indica que Él estaba por encima de la tempestad y que no le perturbaba. En tanto que Él estuviera con los discípulos en la barca, ellos por fe en Él (v. 40) debían de haber participado de Su reposo y disfrutado de Su paz.
Mientras los discípulos seguían al Salvador-Esclavo, Él, un hombre que tenía autoridad divina, controlaba la tormenta que los amenazaba.
Esto no sólo exhibió la autoridad divina del Salvador-Esclavo, sino que también dio testimonio de que Él era el propio Creador del universo (Gn. 1:9; Job 38:8-11). ¡Él es el Creador, Aquel que tiene la autoridad!