Imágenes de una deidad femenina.
Imágenes de una deidad femenina.
El significado del hebreo es incierto.
Conforme a la economía de Dios, aquel que confía en Dios es como árbol plantado junto a las aguas, las cuales representan a Dios mismo como fuente de aguas vivas (Jer. 2:13a). Un árbol junto a un río crece al absorber todas las riquezas del agua. Éste es un cuadro de la economía de Dios, la cual es llevada a cabo por medio de Su impartición. A fin de recibir la impartición divina, nosotros, los árboles, tenemos que absorber a Dios, el agua (cfr. 1 Co. 3:6). Las riquezas del Dios suministrador impartidas en el ser de quienes somos los árboles nos constituyen con la divinidad de Dios y hacen que crezcamos a la medida de Dios (Col. 2:19). De este modo, nosotros y Dios llegamos a ser uno, teniendo un mismo elemento, esencia, constitución intrínseca y apariencia (Ap. 4:3; 21:11).
Incluso lo dicho aquí con respecto a cuán engañoso e incurable es el corazón del hombre guarda relación con la economía de Dios y Su impartición. Aunque el corazón del hombre es corrupto y engañoso y su condición es incurable, incluso tal corazón puede convertirse en una tabla en la cual Dios escribe Su ley de vida (Jer. 31:33; cfr. 2 Co. 3:3). Esto revela que Dios tiene la manera de impartirse en el hombre. Una vez que Dios ha entrado en el hombre, Él se extenderá del espíritu del hombre a su corazón. Ésta es la manera de proceder de Dios, conforme a Su economía, al tratar con el corazón del hombre caído. Véase Ez. 36:26 y la nota.
Véase la nota Jer. 2:131a. En Jer. 2:13; 15:16 y Jer. 17:7-8 (véanse las notas de estos versículos) se presentan puntos básicos del pensamiento divino respecto a la realización de la economía de Dios mediante Su impartición. En la medida que Dios lleva a cabo Su economía al impartirse Él mismo en nuestro ser, Él es para nosotros nuestro alimento, nuestra agua y nuestra fuente de aguas vivas. ¡Cuán maravilloso es que en este pasaje de la Palabra, el cual habla de la disciplina que Dios aplica a Su pueblo pecaminoso y malvado, se nos presente un cuadro completo de la economía de Dios realizada mediante Su impartición!
Véase la nota Éx. 20:81a.
Es decir, el árido desierto de Canaán al sur; este término es usado generalmente para referirse al sur.