El reino de Dios es la esfera en la cual Dios ejerce Su autoridad a fin de expresar Su gloria para el cumplimiento de Su propósito. En tal reino, lo que importa no es el comer ni el beber, sino la justicia, la paz y el gozo en el Espíritu Santo. La justicia denota lo que es recto y apropiado. Aquellos que viven en el reino de Dios deben ser rectos y apropiados para con los demás, para con las cosas y para con Dios; en ellos no debe haber nada erróneo, inapropiado, torcido, tendencioso ni parcial. Esto requiere que ellos sean estrictos consigo mismos. La paz es el fruto de la justicia (He. 12:11 y la nota). La paz caracteriza la relación que las personas que viven en el reino de Dios deben tener con los demás y con Dios. Si somos justos, rectos y apropiados para con los demás, para con las cosas y para con Dios, tendremos una relación pacífica con los demás y con Dios. Así que, tendremos gozo en el Espíritu Santo y, en particular, delante de Dios. De esta manera estaremos llenos de gozo y del Espíritu Santo (Hch. 13:52), y en nuestro vivir expresaremos justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo, los cuales son la realidad del reino de Dios.
Conforme al contexto de este capítulo, este versículo fue escrito teniendo en cuenta cómo recibimos a los creyentes. Si los recibimos conforme a la instrucción dada por el apóstol en este capítulo, seremos rectos y apropiados para con los que recibimos y tendremos paz con ellos; así que, tendremos gozo en el Espíritu Santo, demostrando que vivimos en la realidad del reino de Dios y que estamos sujetos al gobierno de Dios. Si no los recibimos conforme a la instrucción dada por el apóstol, no seremos rectos ni apropiados para con los que no recibimos, y no tendremos paz con ellos; así que, no tendremos gozo en el Espíritu Santo ante Dios, lo que demuestra que no nos hemos sometido a la autoridad de Dios en el reino de Dios.