El espíritu de un falso profeta, el cual es activado por el espíritu de engaño; tal espíritu no confiesa que Jesús vino en la carne. Éste es el espíritu de error de los docetas. Este nombre se deriva de la palabra griega que significa parecer, tener apariencia de. La opinión herética de los docetas era que Jesucristo no era un verdadero ser humano, sino que simplemente tenía la apariencia de tal; según ellos, Él era sólo un fantasma. El docetismo estaba mezclado con el gnosticismo, el cual enseñaba que la materia era esencialmente mala. Por lo tanto, los docetas enseñaban que, puesto que Cristo es santo, Él no pudo haber tenido la contaminación de la carne humana. Ellos enseñaban que el cuerpo de Jesús no era de carne y sangre físicas, sino que era meramente un fantasma ilusorio y pasajero, y que por lo mismo Él no sufrió, ni murió, ni resucitó. Tal herejía socava no solamente la encarnación del Señor, sino también Su redención y Su resurrección. El docetismo era una característica de los primeros anticristianos que fomentaban el error, y a quienes Juan tenía en mente aquí y en 2 Jn. 1:7. Indudablemente el espíritu de tales personas no procede de Dios. Éste es el espíritu del anticristo.
