Es decir, resultando en. Crecer en vida resulta en nuestra salvación. Esta salvación es el resultado del crecimiento en vida y no es la salvación inicial. La plena y completa salvación de Dios abarca un período muy largo: desde la regeneración, que incluye la justificación, hasta la glorificación (Ro. 8:30). En la regeneración recibimos la salvación inicial (véase la nota 1 P. 1:55e). Luego, necesitamos crecer hasta llegar a la salvación plena, la madurez que lleva a la glorificación, al alimentarnos de Cristo como la leche nutritiva de la palabra de Dios. Ésta será la salvación de nuestra alma, la cual nos será revelada cuando el Señor Jesús sea manifestado (1 P. 1:5 y la nota 5; 1 P. 1:9-10, 13). Sin embargo, según el contexto, para salvación se refiere directamente a ser edificados como casa espiritual hasta ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios en el v. 5, y a que anunciéis las virtudes de Aquel en el v. 9.