Esto es similar a lo dicho en Lc. 15:7, donde leemos que hay gozo en los cielos por un pecador que se arrepiente. Aquí los ángeles dicen Amén a la alabanza que por la salvación ofrecen los redimidos.
Esto es similar a lo dicho en Lc. 15:7, donde leemos que hay gozo en los cielos por un pecador que se arrepiente. Aquí los ángeles dicen Amén a la alabanza que por la salvación ofrecen los redimidos.
Esta gran tribulación es diferente de la que se menciona en Mt. 24:21. Aquí se refiere a las tribulaciones, sufrimientos, persecuciones y aflicciones que los redimidos de Dios han experimentado a través de las eras.
La alabanza a gran voz, en la cual sólo se menciona la salvación, indica que los que alaban son los salvos. La gran multitud, es decir, los salvos, están agradecidos por la salvación que Dios les dio.
Las palmas representan la victoria de los santos sobre la tribulación, por la cual pasaron por amor al Señor (v. 14; cfr. Jn. 12:13). Las palmeras también son señal de la satisfacción obtenida al ser regados con agua (Éx. 15:27). Las palmas se usaban en la Fiesta de los Tabernáculos, en la cual el pueblo de Dios se regocijaba debido a la satisfacción obtenida en su deleite (Lv. 23:40; Neh. 8:15). La Fiesta de los Tabernáculos es un tipo que se cumplirá cuando esta gran multitud de redimidos disfrute la Fiesta eterna de los Tabernáculos. En el templo de Dios esta multitud florecerá como la palmera (Sal. 92:12-13).
Las vestiduras (en plural) simbolizan la justicia de la conducta de los creyentes. El color blanco indica que la conducta de los creyentes es pura y ha sido aprobada por Dios al haber sido ellos lavados en la sangre del Cordero (v. 14).
Indica que la gran multitud de los redimidos ha de haber sido arrebatada a los cielos, a la presencia de Dios. Que estaban de pie delante…del Cordero corresponde a estar en pie delante del Hijo del Hombre (Lc. 21:36), lo cual denota claramente el arrebatamiento. Al mencionarse esto inmediatamente después de la apertura del sexto sello, se da a entender que el arrebatamiento de los creyentes debe de empezar antes del sexto sello. Lo narrado en los vs. 9-17 describe de una manera general la escena de lo que acontece desde el arrebatamiento de los creyentes hasta que entren en su deleite en la eternidad.
Cristo es el tabernáculo de Dios (Jn. 1:14), y la Nueva Jerusalén, como el máximo agrandamiento de Cristo, será el tabernáculo eterno de Dios (Ap. 21:2-3), en el cual todos los redimidos morarán con Dios para siempre. Dios los cubrirá consigo mismo como Aquel que está corporificado en Cristo. Cristo, como corporificación de Dios, será el tabernáculo de ellos. Lo narrado en los vs. 15-17 es similar a lo narrado en Ap. 21:3-7.
Pastorear incluye alimentar. Bajo el pastoreo de Cristo “nada me faltará” (Sal. 23:1).
La gran multitud consta de los redimidos de entre las naciones a través de todas las generaciones, de los cuales está constituida la iglesia (Ap. 5:9; Ro. 11:25; Hch. 15:14, 19).
Debido a que José (v. 8) y Manasés, uno de los dos hijos de José (Gn. 48:5), representan a dos tribus diferentes, José aún tendrá la doble porción de la primogenitura (1 Cr. 5:1-2) durante el milenio (Ez. 48:4-5).
En este relato, así como el de 1 Cr. caps. 2—9, se omite la tribu de Dan debido a su idolatría (Jue. 18:30-31; 1 R. 12:29-30; 2 R. 10:29; cfr. Gn. 49:17). Sin embargo, Dan será contado de todos modos durante el milenio (Ez. 48:1) debido a la bendición de Jacob que estaba sobre él, la cual fue dada para que, mediante la salvación provista por el Señor, Dan fuera incluido de nuevo entre las tribus (Gn. 49:16-18).
Rubén era el primogénito de Israel, pero perdió su primogenitura por causa de su pecaminosidad, y Judá prevaleció sobre sus hermanos (1 Cr. 5:1-2). Por eso, aquí la tribu de Judá es mencionada primero.
Este Ángel, así como el mencionado en Ap. 8:3; 10:1 y Ap. 18:1, es Cristo. En el Antiguo Testamento, Cristo era llamado “el Ángel de Jehová”; ese Ángel era Dios mismo (Gn. 22:11-12; Éx. 3:2-6; Jue. 6:11-24; Zac. 1:11-12; 2:8-11; 3:1-7). Aquí, en el Nuevo Testamento, nuevamente se le menciona como un ángel (un mensajero). La expresión otro Ángel indica que Cristo no es un ángel común, sino un Ángel especial enviado por Dios.
La apertura del séptimo sello introducirá las siete trompetas (Ap. 8:1-2). En la primera trompeta, la tercera parte de la tierra y la tercera parte de los árboles se quemarán (Ap. 8:7). En la segunda trompeta, la tercera parte del mar será destruida (Ap. 8:8-9). Antes que todo esto ocurra, Dios sellará a todos los israelitas a quienes Él desea mantener con vida (v. 3).
Aquí los vientos son usados para el juicio de Dios (Jon. 1:4; Is. 11:15; Jer. 22:22; 49:36; 51:1).
Este capítulo es una inserción entre el sexto sello (Ap. 6:12-17) y el séptimo (Ap. 8:1), que muestra cómo Dios cuida a Su pueblo mientras está a punto de ejecutar Su juicio sobre la tierra.
Ap. 1:9; 2:9, 10; Jn. 16:33; Hch. 14:22
La escena descrita en los vs. 15-17 es similar a la descrita en Ap. 21:3-4 y Ap. 22:3-5, y es un cuadro de la eternidad.
Esta gran multitud de redimidos ha salido de la gran tribulación e ingresado en una condición celestial, en el templo de Dios, donde sirve a Dios día y noche. El servicio que rinden a Dios es el resultado de la salvación que recibieron de Él.
Las lágrimas de los ojos de los salvos son señal de su insatisfacción. Las aguas de vida les traen satisfacción. Puesto que el Cordero les suministrará aguas de vida para satisfacerlos, ya no habrá en ellos lágrimas de insatisfacción. Las aguas de vida serán suministradas, y las lágrimas serán enjugadas.