Pilato, oficial de Tiberio César, fue procurador romano de Judea (Palestina) desde el año 26 hasta el 35 d. C. Poco después de haber entregado injustamente al Señor Jesús para que fuese crucificado, su régimen terminó súbitamente. Pilato fue desterrado y se suicidó.
En esta conspiración maligna los judíos fanáticos persuadieron al político pagano a que colaborara con ellos para matar al Señor Jesús.