Un esclavo, conforme a la costumbre y a la ley antiguas, era una persona que había sido comprada por su amo y sobre quien éste tenía derechos absolutos, hasta el punto de poder quitarle la vida. Pablo era, pues, esclavo de Cristo. Varias formas verbales de esta palabra se usan en este libro. Una de éstas se traduce servir como esclavo en Ro. 6:6 y servir en Ro. 7:6, 25; 9:12; 12:11; 14:18 y Ro. 16:18. Otra, traducida hechos esclavos, se encuentra en Ro. 6:18, 22. El sustantivo esclavitud, derivado de la misma raíz que esclavo, se usa en Ro. 8:15, 21.
La manera en que Pablo usa este término indica que él no era un apóstol designado por sí mismo ni era uno que hubiera sido contratado por el Señor. Él había sido comprado para servir a Dios y ministrar a Su pueblo, no según la vida natural sino según la vida regenerada (véase Éx. 12:44; 21:6 la nota Mt. 20:261; la nota Mt. 25:143c; la nota Gá. 6:171a).