Un talento, la unidad de peso más grande, valía 6, 000 denarios (véase la nota Jn. 6:71). En la parábola de las vírgenes, el aceite representa el Espíritu de Dios (vs. 3-4), mientras que en esta parábola, los talentos representan los dones espirituales (Ro. 12:6; 1 Co. 12:4; 1 P. 4:10; 2 Ti. 1:6). En cuanto a la vida necesitamos el aceite, el Espíritu de Dios, y necesitamos que Él nos llene, a fin de que podamos vivir como vírgenes para el testimonio del Señor; en cuanto al servicio, la obra, necesitamos el talento, el don espiritual, para ser equipados como buenos esclavos a fin de llevar a cabo lo que el Señor quiere realizar. Ser llenos del Espíritu en el aspecto de vida nos capacita para usar el don espiritual en el servicio (en la obra), y el don espiritual en el servicio corresponde a ser llenos del Espíritu en vida, lo cual nos hace miembros perfectos de Cristo.