Gr. cristianós, una palabra derivada del latín. La terminación ianós, que denota un partidario de alguien, se usaba con respecto a los esclavos que pertenecían a las grandes familias del Imperio romano. A los que adoraban al emperador, el césar o kaisar, se les llamaba kaisarianos, que significa partidario del kaisar, persona que pertenece al kaisar. Cuando las personas creyeron en Cristo y vinieron a ser seguidores Suyos, algunos en el imperio consideraron que Cristo era rival de su kaisar. Entonces, en Antioquía (Hch. 11:26) empezaron a usar, como apodo a manera de vituperio, el sobrenombre cristianoi (cristianos), es decir, partidarios de Cristo, para referirse a los seguidores de Cristo. Por consiguiente, este versículo dice “como cristiano, no se avergüence”, es decir, si algún creyente sufre a manos de perseguidores que desdeñosamente le llamen cristiano, no debe avergonzarse sino glorificar a Dios por llevar este nombre.
Hoy en día el término cristiano debería tener un significado positivo, es decir, un hombre de Cristo, alguien que es uno con Cristo, alguien que no solamente le pertenece a Él, sino que tiene Su vida y Su naturaleza en una unión orgánica con Él, y vive por Él y además lo vive a Él en su vida diaria. Si sufrimos por ser tal clase de persona, no debemos avergonzarnos, sino que debemos tener la valentía de magnificar a Cristo en nuestra confesión por nuestra manera de vivir santa y excelente para glorificar (expresar) a Dios en este nombre.