Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Rápida transición a las notas a los libros del Nuevo Testamento
AT
-
Rápida transición a las notas a los libros del Antiguo Testamento
Cap.
-
Capítulos de libros «La Primera Epístola de Pedro»
1 2 3 4 5
Чтения
Marcadores
Mis lecturas
  • Esto indica que los vs. 1-11 representan una conclusión a la sección precedente (1 P. 4:12-19), la cual trata acerca de sufrir por Cristo al hacer el bien con nobleza. La exhortación hecha por Pedro está orientada a los ancianos de la iglesia en los vs. 1-4, a los miembros jóvenes en el v. 5 y a todos en general en los vs. 6-11.

  • Los ancianos son los que tienen la función de vigilar en la iglesia (véase la nota 1 Ti. 3:21b), los que toman la iniciativa entre los creyentes en los asuntos espirituales (He. 13:17). El apóstol los exhorta a ellos primero, esperando que tomen la iniciativa en sufrir noblemente por Cristo.

  • Pedro era el primero entre los primeros doce apóstoles (Mt. 10:1-4; Hch. 1:13) y al mismo tiempo era uno de los ancianos de la iglesia en Jerusalén, como también lo era el apóstol Juan (2 Jn. 1:1; 3 Jn. 1:1; Hch. 15:6; 21:17-18). Pedro, al exhortar aquí a los ancianos de las otras iglesias, no se dirige a ellos como apóstol sino como anciano, a fin de poder hablar con ellos a su nivel, con intimidad.

  • Pedro y los primeros apóstoles fueron testigos de Cristo (Hch. 1:8), no solamente como testigos oculares que dan testimonio de lo que vieron en cuanto al sufrimiento de Cristo (Hch. 5:32; 10:39), sino también como mártires que vindican su testimonio al sufrir el martirio por Él (Hch. 22:20; 2 Co. 1:8-9; 4:10-11; 11:23; 1 Co. 15:31). Esto significa participar de los padecimientos de Cristo (1 P. 4:13), tener parte en la comunión de Sus padecimientos (Fil. 3:10).

  • Pedro fue primero un testigo, un mártir, un participante de los sufrimientos de Cristo, luego fue un participante de Su gloria (Ro. 8:17). Cristo mismo había recorrido ese camino (1 P. 1:11; Lc. 24:26).

  • Pastorear el rebaño de Dios requiere sufrir por el Cuerpo de Cristo, tal como Cristo sufrió (Col. 1:24). El que haga esto será recompensado con la corona inmarcesible de gloria (v. 4).

  • Lit., pequeño rebaño, es decir, la iglesia de Dios (Hch. 20:28), la cual es pequeña en número (Lc. 12:32) en comparación con el mundo. La iglesia como pequeño rebaño de Dios es una hierba pequeña útil para suministrarnos vida, no un árbol grande que sirve como albergue de aves (Mt. 13:31-32 y las notas), no una religión inmensa como la cristiandad.

  • Asumir la responsabilidad de vigilar, observar diligentemente para conocer la situación.

  • Es decir, según la naturaleza, el deseo, el camino y la gloria de Dios, no conforme a la preferencia, el interés y el propósito del hombre.

  • Es decir, ejercer señorío sobre los gobernados (Mt. 20:25). Entre los creyentes, aparte de Cristo no debe haber otro señor; todos deben ser siervos e inclusive esclavos (Mt. 20:26-27; 23:10-11). Los ancianos de la iglesia solamente pueden guiar (no ejercer señorío), lo cual todos los creyentes deben honrar y seguir (1 Ts. 5:12; 1 Ti. 5:17).

  • Lit., vuestros lotes, vuestras porciones; por tanto, heredades, parcelas encomendadas, lo cual se refiere aquí al rebaño mencionado en la cláusula siguiente. Las iglesias son posesión de Dios, y Él las asigna a los ancianos como heredad o porción, encomendándolas al cuidado de ellos.

  • Es decir, llevando la delantera en servir a la iglesia y cuidar de ella, a fin de que los creyentes sigan el ejemplo.

  • Véase la nota 1 P. 5:22b.

  • En los tiempos del apóstol se otorgaban coronas a quienes ganaban las competencias atléticas (1 Co. 9:25; 2 Ti. 4:8). Estas coronas eran corruptibles y su gloria se marchitaba. La corona que el Señor otorgará a los ancianos fieles será una recompensa por su leal servicio. La gloria de esta corona jamás se marchitará. Será una porción de la gloria que disfrutarán los vencedores cuando el reino de Dios y de Cristo sea manifestado (2 P. 1:11).

  • Aunque esta palabra griega es la misma que se usa en el v. 1, en principio debe referirse a todos los hombres de más edad.

  • La palabra griega se deriva de un sustantivo que significa el delantal de un esclavo; tal delantal se usaba para ceñir las vestiduras sueltas de un esclavo cuando servía. Se usa aquí en sentido figurado y significa vestirse de humildad como virtud al servir. Evidentemente este sentido figurado surgió de la impresión que Pedro recibió cuando el Señor se ciñó con una toalla al humillarse para lavarles los pies a los discípulos, especialmente a Pedro (Jn. 13:4-7). Pedro ya había introducido en 1 P. 1:13 la idea de ceñirse.

  • La misma palabra se encuentra en Ef. 4:2.

  • Una palabra firme, que conlleva mucha fuerza, usada para describir un ejército que se prepara para resistir al enemigo.

  • Lit., que hacen alarde por encima (de otros).

  • O, modestos, véase Mt. 11:29.

  • Se refiere, estrictamente hablando, al Dios Triuno mismo como provisión de vida, la cual es multiplicada en el creyente humilde. Véase la nota 1 P. 1:212f y la nota 1 P. 4:102.

  • Lit., sed humillados. En el griego esta expresión está en voz pasiva, lo cual indica que Dios nos hace humildes, principalmente por medio de los sufrimientos en la persecución (v. 10). Sin embargo, esto exige que nosotros cooperemos con la operación de Dios; tenemos que estar dispuestos a ser humillados, reducidos, bajo la poderosa mano de Dios. Por consiguiente, humillaos. Esta palabra en el griego es tanto activa como pasiva. Mientras Dios opera en nosotros, es necesario que tomemos la iniciativa de permitirle operar en nosotros. Tomar la iniciativa es activo; permitirle operar es pasivo. En esto consiste estar dispuestos a estar bajo la mano de Dios, la cual es poderosa para hacer todo a nuestro favor.

  • Ser sumisos bajo la poderosa mano de Dios, es decir, estar dispuestos a ser humillados, es tomar el camino de honrar a Dios, lo cual le permite exaltarnos cuando Él lo determine. Estar dispuestos a ser humillados por la mano de Dios en Su disciplina es un requisito para ser exaltados por Su mano cuando nos glorifique.

  • O, lanzando, es decir, encomendando, entregando. El tiempo del verbo denota un acto realizado una vez por todas.

  • Es decir, la totalidad de ansiedad acumulada por toda una vida, la vida entera con toda su ansiedad.

  • O, inquietud, preocupación. Los sufrimientos que los creyentes experimentaron al ser perseguidos les causaron inquietud y ansiedad. No solamente es necesario que se humillen, que sean bajados de su orgullo, de su arrogancia, sino que también echen sobre Dios su vida junto con la ansiedad que ésta trae, porque Él no sólo es poderoso y justo, sino también amoroso y fiel para con ellos.

  • O, a Él le interesa lo que os pasa. El Dios que disciplina y juzga tiene una amorosa preocupación por los creyentes, especialmente por los que son perseguidos. Él se preocupa fielmente por ellos. Ellos pueden echar sobre Él su ansiedad, especialmente al ser perseguidos.

  • Ser sobrio significa tener una mente clara de seriedad y de dominio propio para conocer, especialmente como se revela en este capítulo, cuál es el propósito de Dios al disciplinarnos y cuáles son las estratagemas de Su enemigo para destruirnos. Véase la nota 1 P. 4:73b.

  • Velar consiste en estar alerta como en una batalla, como los soldados en un territorio desconocido. Aquí se refiere especialmente a los creyentes que sufren, quienes deben velar con respecto a la ansiedad que el enemigo infunde cuando ellos son perseguidos.

  • Lit., un oponente (como en un litigio); aquí se refiere a Satanás, quien es nuestro acusador (Ap. 12:9-10 y la nota Ap. 12:94c).

  • Véase la nota Mt. 4:13c.

  • Rugiendo de hambre.

  • Denota la actividad constante y agresiva del diablo al buscar la presa.

  • Aquí Pedro les advierte a los creyentes que sufrían persecución. Si ellos no estaban dispuestos a humillarse bajo la poderosa mano de Dios (v. 6) y a echar su ansiedad sobre Él (v. 7), serían devorados por el león rugiente, el diablo, su adversario. Esto nos enseña que el orgullo y la ansiedad nos convierten en una apetitosa presa para satisfacer el hambre del león rugiente. Sin duda, en este aspecto Pedro no podía olvidar la advertencia que el Señor le dio a él con respecto a los deseos del diablo (Lc. 22:31).

  • Esto no consiste en oponernos ni luchar, sino en estar firmes, como una roca, sobre la base de nuestra fe delante del diablo rugiente.

  • Aquí fe se refiere a la fe subjetiva de los creyentes, la fe en el poder protector de Dios y la preocupación nacida de Su amor.

  • Es decir, padecimientos en la persecución, según el contexto de este capítulo y del precedente.

  • Véase la nota 1 P. 2:171.

  • Esta palabra, la cual indica un contraste, introduce palabras de consuelo y aliento para los creyentes que sufren: Vosotros y vuestros hermanos sufrís brevemente la amenaza de vuestro adversario, el rugido del diablo; mas el Dios de toda gracia, el Dios del suministro de vida abundante y lleno de gracia que excede toda vuestra necesidad, Él mismo os perfeccionará, confirmará, fortalecerá y cimentará.

  • Toda gracia se refiere a las riquezas del abundante suministro de la vida divina en muchos aspectos, ministrado a nosotros en los muchos pasos de la operación divina efectuada sobre nosotros y dentro de nosotros en la economía de Dios. El paso inicial consiste en llamarnos, y el paso final consiste en glorificarnos, según lo indica la expresión que os llamó a Su gloria eterna. Entre estos dos pasos se encuentran el amoroso cuidado de Dios mientras nos disciplina y Su obra de perfeccionarnos, confirmarnos, fortalecernos y cimentarnos. En todos estos actos divinos, el abundante suministro de la vida divina nos es ministrado como gracia en diversas experiencias (véase la nota 1 P. 1:212f y la nota 1 P. 4:102). El Dios de esta gracia perfeccionará, confirmará, fortalecerá y cimentará a los creyentes que estén bajo persecución después de que hayan padecido un poco de tiempo.

  • Esto es, a participar, a tomar parte.

  • En Cristo Jesús indica que el Dios de toda gracia pasó por los procesos de la encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión para llevar a cabo la redención completa, a fin de poder introducir a Su pueblo redimido en una unión orgánica consigo mismo. Por eso, ellos pueden participar de las riquezas del Dios Triuno como su disfrute. Todos los pasos de la operación divina se llevan a cabo en Cristo, quien es la corporificación del Dios Triuno y quien llegó a ser el Espíritu vivificante y todo-inclusivo, el abundante suministro de vida para nosotros. Es en este Cristo, por medio de Su redención todo-inclusiva y con base en todos Sus logros, que Dios puede ser para nosotros el Dios de toda gracia que nos llama a Su gloria eterna y que nos perfecciona, confirma, fortalece y cimienta en el Dios Triuno (1 P. 1:1-2), como el fundamento sólido, capacitándonos así para alcanzar Su meta gloriosa. ¡Qué milagro es que pecadores caídos puedan ser llevados a la gloria eterna de Dios! ¡Y cuán excelente es Su obra que nos perfecciona, confirma, fortalece y cimienta! Todo esto es realizado mediante “toda gracia”, que es la “verdadera gracia” (v. 12).

  • Indica la actividad personal de Dios en la obra de gracia.

  • Lit., consolide. El Señor usó esta misma palabra al exhortar a Pedro en Lc. 22:32.

  • El significado es muy similar a confirme.

  • Este vocablo se deriva de la palabra que significa fundamento. Por consiguiente, significa cimentar sólidamente, como en Mt 7:25; Ef. 3:17; He. 1:10. En los cuatro actos divinos de gracia se puede ver una progresión. Ser perfeccionados nos lleva a ser confirmados, ser confirmados hace que seamos fortalecidos y ser fortalecidos hace que podamos ser cimentados en el Dios de toda gracia, quien es el Dios Triuno que se imparte (1 P. 1:2) como el fundamento sólido.

  • Algunos mss. omiten: la gloria y.

  • Pedro fue un testigo ocular (v. 1), y daba testimonio de lo que había visto y experimentado. Él dio testimonio de que era verdad lo que escribió en su epístola como narración de la gracia de Dios.

  • Se refiere a “toda gracia”, usada en el v. 10. El apóstol exhortó a los creyentes a entrar en esta gracia y a estar firmes en ella. Este libro fue escrito principalmente con el fin de mostrar a los creyentes perseguidos el propósito gubernamental de Dios con respecto a lo que ellos sufrían. A fin de que puedan pasar por esos sufrimientos, Dios les suministra toda la gracia multiplicada, multiforme y verdadera (v. 10; 1:2; 4:10), la cual bastaría para hacerlos participar de los padecimientos de Cristo y de sufrir por Cristo (1 P. 2:21; 3:14-17; 4:12-16), y la cual los perfeccionará, confirmará, fortalecerá y cimentará en el Dios Triuno y los llevará a Su gloria eterna (v. 10).

  • Quizás se refiera a la esposa de Pedro, quien viajaba con él (1 Co. 9:5), o a una notable hermana en el Señor, a quien Dios había escogido no sólo con los destinatarios de esta epístola, sino también con Pedro y todos los otros creyentes. Algunos suponen que se refiere a la iglesia.

  • A través de los siglos los grandes maestros han sostenido dos interpretaciones diferentes de este nombre: que se usa en sentido figurado, refiriéndose a Roma, la capital del Imperio romano, o que se usa literalmente, refiriéndose a Babilonia, una ciudad grande a orillas del Éufrates (Perat). Las razones que dieron pie a esta última interpretación son más lógicas que las de la primera. En primer lugar, parece que Pedro no tenía ninguna razón para usar un nombre figurativo con intención de ocultar el nombre de la ciudad donde él estaba en ese tiempo. En segundo lugar, todos los nombres de los lugares mencionados en el principio de su epístola (1 P. 1:1) fueron usados en sentido literal. En tercer lugar, en el Nuevo Testamento el nombre Roma siempre se menciona claramente (Hch. 19:21; 28:14, 16; Ro. 1:7, 15), incluso cuando se escribió la última epístola de Pablo, 2 Timoteo (2 Ti. 1:17), probablemente después de haberse escrito 1 Pedro. Sólo cuando Juan escribió el libro de Apocalipsis, donde se usa mucho el lenguaje figurativo, alrededor del año 90 d. C., se usó el nombre Babilonia la Grande en sentido figurado para referirse a la ciudad de Roma (Ap. 17:5; 18:2).

  • Juan Marcos (Hch. 12:12, 25), el escritor del Evangelio de Marcos. Éste estaba con Pedro, pues era su hijo espiritual. Más tarde Timoteo lo llevó a Pablo (2 Ti. 4:11).

  • La paz es resultado de la gracia y es el fruto del disfrute que tenemos del Dios Triuno. Tal disfrute de Dios como la gracia múltiple y que se multiplica (1 P. 1:2), la gracia multiforme (1 P. 4:10), “toda gracia” (1 P. 5:10) y la verdadera gracia (1 P. 5:12), como la realidad del contenido de la vida cristiana bajo el gobierno de Dios, redunda en una condición de paz con Dios y con el hombre.

  • Pedro recalca el hecho de que los creyentes están en Cristo (1 P. 3:16; 5:10). Estamos en Cristo por obra de Dios y mediante nuestra fe y nuestro bautismo (1 Co. 1:30; Jn. 3:5; Gá. 3:27; Ro. 6:3). Esto produce una unión orgánica con el Dios Triuno (Mt. 28:19) y nos hace un solo espíritu con el Señor (1 Co. 6:17).

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración