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Capítulos de libros «La Primera Epístola de Pablo a Los Corintios»
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  • En los caps. 12—14 Pablo abordó el noveno problema que existía entre los corintios, el de los dones espirituales en relación con la administración y operación de Dios.

  • Como un vendaval, la actividad frenética de los que fomentaban la idolatría entre los griegos en aquellos días desviaba a la gente conduciéndola a los ídolos. Aquí el apóstol hace referencia a la manera en que eran conducidos los creyentes de Corinto cuando eran gentiles. Ellos eran llevados a adorar y servir a diferentes ídolos a cualquier hora y de cualquier forma en que aquellos frenéticos promotores los conducían.

  • Aquí el pensamiento del apóstol es que los ídolos mudos, los ídolos sin voz, mencionados en el v. 2, hacen que sus adoradores no tengan voz. Pero el Dios viviente hace que Sus adoradores hablen en Su Espíritu. Esta manera de hablar está relacionada con los dones espirituales. Nadie que hable en el Espíritu de Dios diría: “Jesús es anatema”; más bien, deseará y podrá declarar: “¡Jesús es Señor!”. Ninguno que adore a Dios debe permanecer callado, sino que todos ellos deben usar su voz para proclamar en el Espíritu de Dios: “¡Jesús es Señor!”. Proclamar: “¡Jesús es Señor!”, es la función principal de todos los dones espirituales.

  • Indica que cuando decimos, con un espíritu recto: “¡Jesús es Señor!” estamos en el Espíritu Santo. Por tanto, la manera de participar del Espíritu Santo, y de disfrutarle y experimentarle es invocar al Señor Jesús.

  • Aquí la expresión ahora bien denota el contraste entre el v. 3 y el v. 4. El v. 3 dice que cuando ministramos hablando en el Espíritu de Dios, todos decimos: “¡Jesús es Señor!” exaltando a Jesús como Señor. Pero los dones en sí, por los cuales se manifiesta el Espíritu, son diferentes y variados.

  • O, distinciones, variedades, repartimientos. Así también en los vs. 5-6.

  • Aquí la palabra dones se refiere a los dones externos, es decir, las habilidades o lo que nos capacita para el servicio. Algunos son milagrosos, y algunos se desarrollan a partir de los dones iniciales mencionados en 1 Co. 1:7 (véase la nota 1). Todos ellos son diferentes de los dones iniciales.

  • Es decir, servicios. Los dones mencionados en el v. 4 son para estos ministerios, en los cuales se manifiestan las operaciones del v. 6.

  • Lit., efectos de operaciones. Se refiere al resultado producido cuando el poder divino vigoriza a los dones en sus actividades. Este resultado es la operación (Ef. 4:16) manifestada por los dones.

  • Los dones son dados por el Espíritu; los ministerios, o servicios, son iniciados por el Señor y son para el Señor; y las operaciones son de Dios. Aquí el Dios Triuno está involucrado en estos tres asuntos: los dones, los ministerios y las operaciones. Los dones dados por el Espíritu tienen como fin llevar a cabo los ministerios para el Señor, y en los ministerios para el Señor se manifiestan las operaciones de los dones, las cuales son producidas por la operación, la obra, de Dios. Éste es el mover del Dios Triuno en los creyentes para el cumplimiento de Su propósito eterno de edificar la iglesia, el Cuerpo de Cristo, para la expresión de Dios.

  • Todos los diferentes dones son la manifestación del Espíritu, en el sentido de que el Espíritu es manifestado en los creyentes que han recibido los dones. Tal manifestación del Espíritu es provechosa para la iglesia, el Cuerpo de Cristo.

  • Es decir, para el crecimiento en vida de los miembros del Cuerpo de Cristo y para la edificación del mismo.

  • Según el contexto de este libro, la palabra de sabiduría es la palabra acerca de Cristo como Aquel que es las profundidades de Dios, el cual fue predestinado por Dios para ser nuestra porción (1 Co. 1:24, 30; 2:6-10). La palabra de conocimiento es la palabra que imparte conocimiento general en cuanto a Dios y al Señor (1 Co. 8:1-7). La palabra de sabiduría proviene principalmente de nuestro espíritu y se recibe por revelación; la palabra de conocimiento proviene principalmente de nuestro entendimiento y se obtiene mediante la enseñanza. El primer don es más profundo que el postrero. No obstante, estos dos, y no el hablar en lenguas u otro don milagroso, son los que encabezan la lista de los dones y son la manifestación superior del Espíritu, ya que estos dos son los ministerios, o servicios, más provechosos para la edificación de los santos y de la iglesia, con miras a que la operación de Dios se lleve a cabo.

  • Como la fe que puede trasladar los montes, según 1 Co. 13:2 y Mr. 11:22-24.

  • Poder milagroso para sanar diferentes enfermedades.

  • Obras de poder milagroso, milagros, diferentes de la sanidad, como por ejemplo cuando Pedro resucitó a Dorcas (Hch. 9:36-42).

  • Hablar por Dios y proclamar a Dios, lo cual incluye predecir y vaticinar. Hablar por Dios y proclamar a Dios son dones que provienen de la vida, dones que se desarrollan con el crecimiento en vida; predecir y vaticinar son dones milagrosos y no tienen nada que ver con la vida (véase la segunda parte de la nota 1 Co. 12:105e).

  • Distinguir el Espíritu que proviene de Dios de aquellos espíritus que no son de Dios (1 Ti. 4:1; 1 Jn. 4:1-3).

  • Un verdadero idioma o dialecto (Hch. 2:4, 6, 8, 11) ya sea de los hombres o de los ángeles (1 Co. 13:1), y no voces y sonidos sin significado. El hablar en lenguas genuino y verdadero es uno de los muchos dones del Espíritu (v. 4), uno de los muchos aspectos de la manifestación del Espíritu (v. 7). Algunos dicen que hablar en lenguas es la evidencia inicial del bautismo en el Espíritu, y que más tarde viene a ser un don del Espíritu. Ellos dicen que todos los creyentes deben hablar en lenguas como evidencia inicial, pero que no todos necesitan tener el don de hablar en lenguas. Tal enseñanza no tiene base en el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento muestra claramente que hablar en lenguas sólo es uno de los muchos dones del Espíritu y que no todos los creyentes tienen este don.

  • Hacer que una lengua desconocida sea inteligible y comprensible (1 Co. 14:13). Éste es el noveno aspecto concerniente a la manifestación del Espíritu que se menciona aquí. Sin embargo, la manifestación del Espíritu por medio de los creyentes incluye más de nueve asuntos. El apostolado, las ayudas y las administraciones por el Espíritu, enumerados en el v. 28, el ver visiones y el soñar sueños por el Espíritu, mencionados en Hch. 2:17, las señales y los prodigios mencionados en He. 2:4, y tres de los cinco hechos milagrosos profetizados en Mr. 16:17-18, no son enumerados aquí. En este caso el apóstol enumeró como ejemplo sólo nueve aspectos de la manifestación del Espíritu. Entre estos nueve, el hablar en lenguas y la interpretación de lenguas figuran al final de la lista porque no son tan provechosos como los otros para la edificación de la iglesia (1 Co. 14:2-6, 18-19). De entre estos nueve dones y los mencionados en los vs. 28-30, la profecía como predicción, la fe, los dones de sanidad, las obras poderosas, el hablar en lenguas y la interpretación de lenguas, son milagrosos. Los demás son dones que se desarrollan por el crecimiento de la vida divina en nosotros (1 Co. 3:6-7), tales como los dones enumerados en Ro. 12:6-8, los cuales provienen de los dones iniciales e internos mencionados en 1 Co. 1:7 (véase la nota 1). Dichos dones son la palabra de sabiduría (como por ejemplo la palabra de los apóstoles), la palabra de conocimiento (como por ejemplo la palabra de los maestros), y el hablar por Dios y el proclamar a Dios en profecía, como es realizado por los profetas, el discernimiento de espíritus, las ayudas, y las administraciones. Los dones milagrosos, especialmente el hablar en lenguas y la interpretación de lenguas, no requieren el crecimiento de la vida divina en nosotros. Los corintios hablaban profusamente en lenguas, no obstante seguían siendo niños en Cristo (1 Co. 3:1-3). En cambio, los dones que se desarrollan en vida requieren el crecimiento en vida, incluso madurez, para la edificación de la iglesia. Fue precisamente con este propósito que esta epístola fue escrita a los corintios.

  • Porque indica que este versículo es una explicación del v. 11, el cual dice que este único Espíritu realiza todos los diversos aspectos de Su manifestación, repartiéndolos a muchos creyentes individualmente. Esto es semejante a nuestro cuerpo físico en que es uno y tiene muchos miembros.

  • Se refiere al Cristo corporativo, compuesto de Cristo mismo como Cabeza y de la iglesia como Su Cuerpo, del cual todos los creyentes son miembros. Todos los creyentes de Cristo están unidos a Él orgánicamente y constituidos de Su vida y elemento, y así han llegado a ser Su Cuerpo, el cual es un organismo que le expresa. Así que, Él no sólo es la Cabeza, sino también el Cuerpo. Así como nuestro cuerpo físico tiene muchos miembros y sin embargo es uno solo, así también es el Cristo.

  • Puesto que el Espíritu es la esfera y el elemento de nuestro bautismo espiritual, y debido a que en este Espíritu fuimos todos bautizados en una sola entidad orgánica, el Cuerpo de Cristo, entonces todos nosotros, sin importar nuestra raza, nacionalidad ni posición social, debemos ser este único Cuerpo. Cristo es la vida y el elemento constitutivo de este Cuerpo, y el Espíritu es la realidad de Cristo. Es en este único Espíritu donde todos fuimos bautizados en este único Cuerpo viviente para expresar a Cristo.

  • O, los que administran, los que gobiernan; se refiere a los ancianos de la iglesia.

  • Véase la nota 1 Co. 12:104d. Ésta es la segunda vez que hablar en lenguas es mencionado como el último aspecto de la operación de Dios en la iglesia.

  • O, ayudadores. Esto debe de referirse a los servicios de los diáconos y diaconisas (1 Ti. 3:8-13).

  • Véase la nota 1 Co. 12:92.

  • Aquellos que enseñan las verdades conforme a la enseñanza de los apóstoles (Hch. 2:42) y la revelación de los profetas. Los profetas y los maestros son universales y también locales (Ef. 4:11; Hch. 13:1).

  • Aquellos que hablan por Dios y le proclaman por medio de la revelación de Dios, y quienes a veces predicen bajo inspiración (Hch. 11:27-28). En cuanto a la edificación de los santos y el establecimiento de las iglesias, sólo los apóstoles están primero que ellos.

  • Ser bautizados en el Espíritu es entrar en el Espíritu y perderse en Él; beber del Espíritu es recibir el Espíritu en nuestro interior y permitir que nuestro ser sea saturado de Él. Por medio de estos dos procedimientos, somos mezclados con el Espíritu. Ser bautizados en el Espíritu es el comienzo de la mezcla y ocurre una vez y para siempre; beber del Espíritu es la continuación y la realización de la mezcla y es una actividad perpetua. Esto requiere que invoquemos al Señor continuamente y que saquemos con gozo aguas de Él, quien es la fuente de agua viva (Is. 12:3-4; Jn. 4:10, 14).

  • Se refiere a rangos sociales.

  • Se refiere a razas y nacionalidades.

  • Los creyentes de Cristo son bautizados por medio del agua y en el Espíritu y así son introducidos en
    1) Cristo,
    2) la muerte de Cristo (Ro. 6:3),
    3) el nombre —la persona— del Dios Triuno (Mt. 28:19)
    4) el Cuerpo de Cristo. El bautismo introduce a los creyentes en una unión orgánica con Cristo y con el Dios Triuno, haciendo de ellos miembros vivientes del Cuerpo de Cristo.
    Todos los dones —que son la manifestación del Espíritu y son repartidos por el Espíritu a cada uno de los creyentes— tienen como fin el provecho, la edificación, de este Cuerpo. El apóstol estaba muy consciente de esto. Estaba consciente del Cuerpo y centrado en el Cuerpo, a diferencia de los corintios y muchos otros creyentes que han vivido en otras épocas, los cuales se han centrado en sí mismos en lo relacionado con los dones espirituales. Por eso, después de este versículo él dio a los corintios un largo discurso con respecto al Cuerpo. Su intención era rescatarlos de sus afanes egoístas infundiéndoles un interés por el Cuerpo, para que ya no tuvieran como fin su propio provecho individual, sino la edificación del Cuerpo.

  • Aquellos que son llamados y enviados por Dios (1 Co. 1:1; Ro. 1:1)
    1) a predicar el evangelio con el propósito de salvar pecadores a fin de hacerlos materiales útiles para la edificación de la iglesia,
    2) a establecer las iglesias (Hch. 14:21-23)
    3) a enseñar la verdad divina (véase la nota 1 Co. 9:13b).
    Su ministerio es universal, y es para todas las iglesias.

  • Aquí iglesia se refiere a la iglesia en sus aspectos universal y local. En los vs. 12-27 la iglesia es el Cuerpo de Cristo. El Cuerpo es un organismo en el cual Cristo crece y se expresa como la vida de los creyentes. La iglesia es una asamblea por medio de la cual Dios lleva a cabo Su administración.

  • En la vida del Cuerpo hay que brindar el mismo cuidado a todos los diferentes miembros. Hacer diferencias con respecto al cuidado que brindamos causará divisiones.

  • Esto implica ser acoplados mutuamente. Dios ha concertado todos los diferentes miembros de Cristo para hacer de ellos un solo Cuerpo. Para esto necesitamos mucha transformación (Ro. 12:2); es decir, necesitamos ser transformados de la vida natural a la vida espiritual por medio del mismo Espíritu con miras a la vida práctica del Cuerpo.

  • Por tercera vez, hablar en lenguas e interpretarlas vuelven a ser enumerados al final en los escritos de Pablo debido a que son de menos provecho para la iglesia (1 Co. 14:4-6, 19).

  • Está claro que la respuesta a esta pregunta y a las otras seis es “no”.

  • O, tened celo por, deleitaos en.

  • Esto indica que algunos dones, tales como el hablar en lenguas y la interpretación de lenguas, son menores, ya que son menos provechosos para la iglesia, y también indica que debemos anhelar los dones mejores, tales como profetizar y enseñar, los cuales son más provechosos para la edificación de la iglesia (1 Co. 14:1-6). Para obtener los dones superiores, necesitamos el crecimiento en vida hasta llegar a la madurez. Los dones superiores son desarrollados por el crecimiento en vida, a partir de los dones iniciales (1 Co. 1:7) que recibimos cuando fuimos regenerados.

  • El camino más excelente para tener los dones superiores es el amor, el cual es plenamente definido en el capítulo siguiente.

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