Véase la nota Hch. 8:11c.
Véase la nota Hch. 8:11c.
Véase la nota 1 Co. 12:283d.
Véase la nota 1 Co. 12:284e.
Un levita, natural de Chipre (Hch. 4:36).
Significa negro y se refiere probablemente a alguien de origen africano.
Un hombre de Cirene, una ciudad del norte de África. Era judío, si es el mismo Lucio mencionado en Ro. 16:21, quien era pariente de Pablo.
Herodes tenía un lazo político con los romanos; por tanto, Manaén, quien era hermano de crianza de Herodes, probablemente tenía influencia europea.
El que mató a Juan el Bautista (Lc. 9:7-9). Fue una obra soberana del Señor que el hermano de crianza del asesino de Juan el Bautista llegara a ser uno de los principales miembros activos de la iglesia.
Un judío nacido en Tarso e instruido por Gamaliel conforme a la ley de Moisés (Hch. 22:3). De los cinco profetas y maestros aquí mencionados, unos eran judíos y otros gentiles, y cada uno tenía origen, educación y rango social diferentes. Esto indica que la iglesia se compone de personas de toda raza y clase social, sin importar sus antecedentes, y que los dones y las funciones espirituales dados a los miembros del Cuerpo de Cristo no se basan en la condición natural de ellos.
No conferenciaban con los hombres ni se organizaban.
El Cristo pneumático, la Cabeza del Cuerpo.
Éste fue un gran paso dado por el Señor para la propagación del evangelio de Su reino al mundo gentil. Comenzó desde Antioquía, un centro gentil de Siria, sin que se organizara misión alguna, sin recaudarse fondos, sin ordenación humana y sin recurrir tampoco a plan o método alguno. Fue iniciado por cinco miembros del Cuerpo de Cristo fieles y diligentes, quienes, al ministrar al Señor y ayunar, le proporcionaron a la Cabeza del Cuerpo la oportunidad para que Él, quien es el Espíritu, apartase a dos de ellos a fin de que llevaran a cabo la gran comisión de propagar el reino de Dios para el establecimiento de Su iglesia en el mundo gentil mediante la predicación del evangelio. Este gran paso no tuvo nada que ver con la iglesia en Jerusalén en cuanto a la organización, ni fue efectuado bajo la autoridad o dirección de Pedro ni de ninguno de los otros once apóstoles que estaban en Jerusalén. Tuvo un comienzo puro en un centro gentil, lejos de la atmósfera e influencia de cualquier antecedente y práctica judíos, y aun de la práctica e influencia de la iglesia en Jerusalén. Fue un mover efectuado absolutamente por el Espíritu, en el Espíritu y con el Espíritu, mediante la coordinación entre los miembros fieles y diligentes del Cuerpo de Cristo, que está en la tierra, y la Cabeza, que está en los cielos. Por consiguiente, no fue un movimiento religioso con un horario o agenda establecido por el hombre. Desde Antioquía, el mover del Señor en la tierra para la realización de la economía neotestamentaria de Dios tuvo un comienzo totalmente nuevo. Aunque el fluir del mover del Señor empezó en Jerusalén el día de Pentecostés y más tarde llegó a Antioquía y de allí pasó al mundo gentil, tuvo un comienzo purificado por el Espíritu al cambiar su curso en Antioquía.
No se discutió ni se decidió.
Véase la nota 1 Ti. 4:144c. Aquí la imposición de manos denota identificación y significa que los que imponían las manos se hacían uno con aquellos a quienes les eran impuestas. Con esto declaraban ante todos que eran uno con los enviados al ir ellos a llevar a cabo la gran comisión del Señor.
En el v. 3 Bernabé y Saulo fueron enviados por los otros tres. Sin embargo, aquí se afirma que ellos fueron enviados por el Espíritu. Esto prueba que aquellos tres eran uno con el Espíritu en el mover del Señor y que el Espíritu respaldaba el envío de ellos como si Él mismo lo hubiese hecho.
Éste es el principio del primer viaje ministerial de Pablo, el cual termina en Hch. 14:27.
Bernabé y Saulo asistieron a la reunión de la sinagoga judía únicamente para valerse de esa reunión con el fin de anunciar la palabra de Dios, tal como lo hizo el Señor en Su ministerio terrenal (Mt. 4:23; Lc. 4:16). Véase la nota Hch. 13:141.
Véase la nota Jac. 2:21.
Hch. 12:12, 25; 13:13; 15:37
En esos tiempos Chipre era una provincia senatorial del Imperio romano, y el procónsul presidía su gobierno local.
La fe objetiva; se refiere al contenido del evangelio, en el cual los creyentes de Cristo creen (véase la nota 1 Ti. 1:11, párr. 2).
El cambio de nombre tal vez indique un cambio de vida. En cualquier caso, después que Pablo fue lleno del Espíritu Santo, de allí en adelante tomó la iniciativa en el ministerio apostólico.
El llenar exterior para tener poder. Véase la nota Hch. 2:42.
Véase la nota 2 P. 2:151.
Según Hch. 15:38 la razón por la que Juan los dejó debe haber sido negativa y causa de desaliento tanto para Pablo como para sus compañeros. Sin embargo, en la etapa postrera del ministerio de Pablo, Juan fue restaurado y se unió de nuevo a Pablo (Col. 4:10-11; 2 Ti. 4:11).
Los apóstoles no fueron a la sinagoga para observar el Sábado, sino para aprovechar la oportunidad de predicar el evangelio (véase la nota Hch. 13:51).
Véase la nota Hch. 1:161.
Véase la nota Hch. 7:261.
Los gentiles que buscaban a Dios.
Hch. 13:26; 10:2, 22, 35
Es decir, elevado.
Otros mss. dicen: soportó.
Josué 14:1—19:51; Sal. 78:55; Hch. 7:45
Los 450 años abarcan desde el éxodo del pueblo (v. 17) hasta los tiempos de Samuel el profeta (v. 20), cuando David reinaba sobre toda la nación de Israel (2 S. 5:3-5; cfr. Jue. 11:26; 1 R. 6:1).
David era un varón conforme al corazón de Dios, es decir, conforme al deseo que Dios tiene en Su corazón, y no solamente conforme a las palabras de Dios. Tal hombre hace toda la voluntad de Dios.
Lit., antes del rostro de Su entrada. Un modismo hebreo.
Véase la nota Mr. 1:42c.
Pensar secretamente o especular.
Véase la nota Hch. 1:161.
Véase la nota Hch. 13:162.
Lit., voces.
Es decir, sentenciarle a muerte (Lc. 24:20).
Véase la nota Hch. 2:241.
La resurrección fue un nacimiento para el hombre Jesús. Él fue engendrado por Dios cuando resucitó y así llegó a ser el Hijo primogénito de Dios entre muchos hermanos (Ro. 8:29). Él era el Hijo unigénito de Dios desde la eternidad (Jn. 1:18; 3:16); después de la encarnación y mediante la resurrección, Él fue engendrado por Dios en Su humanidad como el Primogénito de Dios.
La palabra griega traducida cosas santas está en plural. La misma palabra se traduce Santo en el siguiente versículo, pero en singular. Sin embargo, no es la palabra que por lo regular significa santo; es un equivalente griego de la palabra hebrea chesed, la cual se traduce misericordias en Is. 55:3 y también en 2 Cr. 6:42 y Sal. 89:1 en la Septuaginta y la versión inglesa KJV. En el Sal. 89:1, la palabra traducida misericordias, en plural, viene de la misma raíz que la palabra traducida Santo, en singular, en el Sal. 89:19. Este Santo es Cristo, el Hijo de David, en quien están centradas y son transmitidas las misericordias de Dios. Por consiguiente, la expresión las cosas santas y fieles de David se refiere al Cristo resucitado. Esto es demostrado plenamente por el contexto, en especial por la frase Tu Santo del versículo siguiente, y por el versículo que sigue a Is. 55:3.
Véase la nota Lc. 1:751a. Así también en el caso de la palabra Santo en el versículo siguiente.
Lit., darás.
Esto indica que el reinado de David fue un servicio que prestó a su generación por el consejo de Dios.
Lit., agregado.
Véase la nota Hch. 2:241.
Véase la nota Hch. 1:161.
Lit., en.
Ser perdonados de los pecados es por el lado negativo (v. 38), y tiene como fin que seamos liberados de la condenación. Ser justificados es por el lado positivo, y tiene como fin que seamos reconciliados con Dios y aceptados por Él.
Véase la nota Hch. 2:101.
Hch. 13:50; 16:14; 17:4, 17; 18:7
Véase la nota Hch. 11:231a.
Cuando alguien desecha la palabra de Dios, demuestra con esta decisión que, a su propio juicio, es indigno de la vida eterna. Véase la nota Hch. 13:481.
Estas palabras son una cita de Is. 49:6, y se refieren a Cristo como el Siervo de Dios, a quien Dios puso para luz de los gentiles a fin de que Su salvación llegara hasta lo último de la tierra. Debido a que el apóstol Pablo era uno con Cristo en el cumplimiento de la salvación de Dios en Cristo, se aplicó a sí mismo estas palabras proféticas, al ministrar el evangelio, para que éste pasara de los judíos a los gentiles, a causa del rechazo de aquéllos. El Señor, en Su ministerio en la tierra, les dijo lo mismo a los obstinados judíos en Lc. 4:24-27.
O, destinados. Rechazar el evangelio es evidencia de ser indigno de la vida eterna (v. 46); creer es prueba de haber sido designado u ordenado por Dios para vida eterna. Dios determina o predestina la salvación del hombre por Su soberanía. Sin embargo, Él permite que el hombre ejerza su libre albedrío. Creer o rechazar la salvación de Dios depende de la decisión personal del hombre.
Gr. pleróo, lleno interiormente. Véase la nota Hch. 2:42. Ser lleno así del Espíritu Santo es el aspecto esencial ya que es para vida, y no para obtener poder. El gozo es prueba de esto, puesto que es un asunto de vida y no de poder.