El pueblo hebreo tenía dos calendarios: un calendario civil y un calendario sagrado vinculado a la salvación efectuada por Dios. Esto corresponde al hecho de que los miembros del pueblo de Dios han tenido dos nacimientos, dos comienzos: un nacimiento físico con un comienzo físico y un nacimiento espiritual con un comienzo espiritual (cfr. Jn. 3:3-6). La Pascua, un nuevo comienzo para los hijos de Israel, era celebrada el primer mes del año sagrado, el mes de Abib (Éx. 13:4 y la nota).