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Capítulos de libros «Éxodo»
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  • El pueblo hebreo tenía dos calendarios: un calendario civil y un calendario sagrado vinculado a la salvación efectuada por Dios. Esto corresponde al hecho de que los miembros del pueblo de Dios han tenido dos nacimientos, dos comienzos: un nacimiento físico con un comienzo físico y un nacimiento espiritual con un comienzo espiritual (cfr. Jn. 3:3-6). La Pascua, un nuevo comienzo para los hijos de Israel, era celebrada el primer mes del año sagrado, el mes de Abib (Éx. 13:4 y la nota).

  • Éxodo es un libro de cuadros que describen la salvación de Dios revelada en el Nuevo Testamento. La pascua descrita en este capítulo constituye un tipo todo-inclusivo del Cristo que, como nuestra redención, da inicio a nuestra experiencia de la salvación de Dios. Es un desarrollo completo de la obra redentora de Cristo, de la cual se dio indicios por primera vez en Gn. 3:21 (véanse las notas allí). La pascua en su totalidad tipifica a Cristo (1 Co. 5:7); Cristo no es sólo el cordero de la pascua (Jn. 1:29), sino también toda la pascua en sus diversos aspectos. Véanse las notas de este capítulo y la nota Jn. 6:41a y la nota 1 Co. 5:72a.

  • Véase la nota Hch. 16:311.

  • Esto muestra que no sólo debemos llevar a nuestra propia familia a recibir la salvación de Dios, sino también conducir a las familias de nuestros vecinos a participar de la salvación rica y sin límites provista por Dios, la cual no puede ser agotada por nuestra familia solamente.

  • Que una familia pudiese ser demasiado pequeña para el cordero, que el cordero fuese tomado según el número de personas y que se hiciera la cuenta sobre el cordero conforme a lo que cada hombre coma, indica que el Cordero pascual, Cristo, es todo-suficiente. El grado en que Él es disfrutado se relaciona tanto con el número de personas como con la capacidad de éstas para participar de Él.

  • Esto indica que debemos recordar la obra redentora de Cristo perpetuamente de una manera específica y detallada.

  • Se debía celebrar la Pascua como fiesta a Jehová, es decir, se debía comer con deleite, tanto para Jehová como con Jehová. El énfasis en la Pascua recae en comer de la pascua (vs. 8-11; Lc. 22:11, 15). El significado de comer es que vivimos por lo que comemos (Jn. 6:57).

  • Lit., alma. Así también en todo el capítulo.

  • Esto significa que al participar de la salvación de Dios, sólo hay cabida para comer, para disfrutar, y no para ninguna labor humana (cfr. Ro. 3:20).

  • Los primogénitos eran constituyentes de Egipto, mientras que los dioses eran componentes del reino de Satanás. Durante la pascua, ambos fueron juzgados. Detrás de todos los dioses de Egipto estaban Satanás y los demonios (cfr. 1 Co. 10:20). Por tanto, la noche de la pascua, Satanás y todos los demonios también fueron juzgados. En el cumplimiento de la pascua, tanto el mundo como Satanás con su poder maligno de las tinieblas fueron juzgados por Dios mediante la muerte de Cristo en la cruz (Jn. 12:31; Col. 2:15; He. 2:14).

  • Aquí el primogénito representa al hombre natural, al viejo hombre en Adán. Puesto que Adán fue el primer hombre (1 Co. 15:45a), el primogénito incluye a todo aquel que está en Adán (cfr. 1 Co. 15:22a). La sangre redentora de Cristo no es eficaz para quienes permanecen en Adán (véase la nota 1 Jn. 2:22; cfr. la nota Éx. 12:222). Más aún, para aplicar a Cristo como la Pascua de una manera completa y adecuada, tenemos que condenar todo aquello en nuestro ser que esté vinculado con el primogénito, esto es, con Adán (1 Co. 5:6-8; Ef. 4:22).

  • En el hebreo el sustantivo pascua procede de la forma verbal pasar por encima de (v. 13). Esto indica que el juicio de Dios pasa por encima de nosotros debido a la sangre de Cristo, quien es el verdadero Cordero pascual (Jn. 1:29).

  • Los hijos de Israel aplicaron la pascua de tal modo que pudieron convertirse en el ejército de Dios (vs. 17, 41, 51). Al ceñirse los lomos y ponerse sandalias en los pies, ellos se preparaban para combatir (cfr. Ef. 6:14-15). El cinto, las sandalias y el cayado tenían como finalidad la travesía para salir de Egipto, una travesía de guerra (Éx. 13:18). Debido a lo inminente de la batalla, ellos comieron el cordero pascual de prisa. Comer el cordero los equipó para la batalla.

  • No dejar que nada del cordero permanezca hasta la mañana siguiente significa que tenemos que recibir a Cristo de una manera completa, y no de manera parcial.

  • La cabeza representa la sabiduría, las piernas representan las actividades y el mover, y las partes internas representan las partes internas del ser de Cristo, que incluyen Su mente, parte emotiva, voluntad y corazón con todas las funciones respectivas. Comer del cordero pascual incluyendo su cabeza, piernas y partes internas significa ingerir a Cristo en Su totalidad, con Su sabiduría, Sus actividades, Su mover y Sus partes internas (Jn. 6:57; 1 Co. 1:24; Ap. 14:4b; Fil. 1:8).

  • Comer “crudo” a Cristo es no considerarlo como el Redentor, sino sólo como el modelo o ejemplo de una vida humana digna de ser imitada. Comer a Cristo como si hubiera sido cocido en agua es considerar Su muerte en la cruz apenas como la muerte de un mártir a manos de sus perseguidores, y no como la muerte que efectúa nuestra redención. Comer a Cristo “asado al fuego” es creer que en la cruz Cristo padeció por nosotros al estar bajo la ira santa de Dios manifestada en Su juicio, tal como lo representa el fuego aquí (He. 12:29).

  • En las Escrituras, la levadura representa todo lo que es pecaminoso, maligno, corrompido e inmundo a los ojos de Dios (1 Co. 5:6, 8). Comer con pan sin levadura significa eliminar todo lo pecaminoso (véase la nota Éx. 12:152a). Comer con hierbas amargas significa lamentarse y arrepentirse, esto es, percibir el gusto amargo de las cosas pecaminosas.

  • La sangre del cordero pascual tenía como finalidad la redención, esto es, redimir a los hijos de Israel del juicio mortal de Dios, y la carne del cordero tenía como finalidad el suministro de vida, esto es, fortalecer al pueblo para salir de Egipto. La carne del cordero representa la vida del Cristo crucificado y resucitado como suministro del pueblo redimido por Dios. Mediante la encarnación, crucifixión y resurrección de Cristo, la carne de Cristo se convirtió en el alimento de los redimidos por Dios. En la realidad de la pascua, la sangre de Cristo se puede beber, la carne de Cristo se puede comer, y Cristo mismo, en Su totalidad, puede ser ingerido por nosotros (Jn. 6:51-57, 63 y las notas).

  • Las casas en donde los hijos de Israel comieron del cordero pascual tipifican a Cristo. El cordero era el medio por el cual se efectuó la redención, y la casa era el medio por el cual los redimidos fueron resguardados. Como Aquel que nos redime, Cristo es el cordero, y como Aquel que nos resguarda, Él es la casa. La sangre del cordero estaba en la puerta, y la carne del cordero estaba dentro de la casa. El cordero, la casa y quienes disfrutaban de la pascua llegaban así a ser uno. Éste es un cuadro de la plena identificación de los redimidos con Cristo. Véase la nota Éx. 12:222.

  • La sangre puesta en los postes y en el dintel de las casas tipifica la sangre redentora de Cristo (Mt. 26:28; Jn. 19:34; 1 P. 1:18-19). Esta sangre abrió el camino para que los redimidos pudieran entrar a sus casas, lo cual implica que la sangre de Cristo nos abre el camino para entrar en Cristo, quien está tipificado por la casa (He. 10:19). La misma sangre le cerraba el camino al destructor, y así protegía del juicio a los redimidos (v. 23).

  • Lit., entre los dos anocheceres; probablemente refiriéndose al intervalo entre la puesta del sol y la completa oscuridad. Así también en Éx. 16:12; 29:39, 41 y Éx. 30:8.

  • Cristo, el Cordero pascual, fue inmolado por todo el pueblo de Dios. Cfr. la nota Jn. 19:201.

  • El cordero pascual era tomado el décimo día del mes (v. 3) y era examinado por cuatro días para confirmar que era sin defecto (v. 5); luego, era inmolado el decimocuarto día del mes. Igualmente, el Señor Jesús como verdadero Cordero pascual fue examinado por cuatro días y fue hallado perfecto, sin falta alguna (Jn. 8:46; 18:38; 19:4, 6), para después ser muerto el día de la Pascua (Lc. 22:7-8, 14-15; Jn. 18:28). Véase la nota Mr. 10:11, la nota Mr. 12:371 y la nota Mr. 14:122.

    En la Biblia, siete días representan un período completo, y el final de una semana denota el fin de la vida. El hecho de que el cordero pascual fuese inmolado el día catorce del mes, es decir, al final de dos semanas completas, significa que la muerte de Cristo puso fin a la historia de nuestra vieja vida en su totalidad.

  • Según Mt. 25:32-46, las ovejas representan a quienes son buenos, y las cabras, a quienes son malos. En Su crucifixión, Cristo era tanto una oveja como una cabra: en Su propia persona Él era absolutamente bueno, pero como nuestro Sustituto, Él era un pecador, en el sentido de que fue hecho pecado por nosotros (2 Co. 5:21).

  • Esto significa que el Señor Jesús como Cordero redentor provisto por Dios era fresco y no había sido usado para ningún otro propósito (He. 10:5-10).

  • La Pascua misma, celebrada el día catorce del primer mes (vs. 2, 6), duraba sólo un día. Dando continuación a la Pascua, la Fiesta de los Panes sin Levadura duraba siete días (vs. 15-20; 13:6-7). Véase la nota Mt. 26:171b y la nota 1 Co. 5:81.

  • En la Fiesta de la Pascua el cordero debía ser comido con panes sin levadura (v. 8 y la nota 2). Que en la continuación de la Pascua se coma pan sin levadura por siete días (un período completo) significa que durante toda nuestra vida cristiana, desde que recibimos a Cristo y somos salvos, debemos dar continuación a tal disfrute eliminando todo lo pecaminoso. Durante los siete días de la Fiesta de los Panes sin Levadura no se debía hallar levadura alguna en las casas (v. 19) ni tampoco debía verse levadura alguna entre el pueblo de Israel (Éx. 13:7). Esto significa que, aunque sea imposible para nosotros estar completamente libres de todo pecado, tenemos que eliminar todo pecado manifiesto, es decir, tenemos que abandonar el pecado del cual hemos tomado conciencia (cfr. He. 12:1). Tomar medidas con respecto a todo pecado manifiesto es celebrar la Fiesta de los Panes sin Levadura (1 Co. 5:7-8). Si toleramos el pecado una vez que éste ha sido puesto al descubierto, perderemos el disfrute de la comunión propia del pueblo de Dios (v. 19; 1 Co. 5:13). La única manera de eliminar el pecado consiste en comer diariamente a Cristo, Aquel que es la vida crucificada, resucitada y sin pecado, representado por el pan sin levadura.

  • El hisopo está entre las plantas más pequeñas (1 R. 4:33). Aquí el hisopo representa nuestra fe, la cual Dios no exige que sea grande (Mt. 17:20). La sangre de Cristo, el Cordero pascual, es aplicada no por medio de una fe grande, sino mediante un poco de fe. Incluso un poco de fe es suficiente para que apliquemos la sangre de Cristo a fin de entrar en Él como la casa y disfrutar plenamente de la Pascua.

  • Cuando Cristo fue crucificado, Sus piernas no fueron quebradas (Jn. 19:33, 36). Los huesos sin quebrar de Cristo representan Su vida eterna, que es inquebrantable e indestructible, la cual nos imparte vida. Véase la nota Gn. 2:212 y la nota Jn. 19:362.

  • El pueblo de Dios dejó Egipto como un ejército en orden de batalla (Éx. 13:18). La redención completa efectuada por Dios produce un ejército que combatirá por Sus intereses en la tierra (cfr. Ef. 6:10-20).

  • Para participar de la pascua, los hijos de Israel tenían que entrar y permanecer en las casas rociadas con la sangre (vs. 13, 22-23). Bajo el mismo principio, para participar de Cristo y Su redención, tenemos que identificarnos con Cristo al entrar en Él y permanecer en Él (Ef. 1:7; 1 Co. 1:30; Jn. 15:4; cfr. Gá. 5:2, 4). La casa y la sangre eran inseparables; asimismo, Cristo y Su redención son uno. Véase la nota Gn. 3:212a, la nota Gn. 6:143 y la nota Gn. 8:181 párr. 2.

  • Al realizar este éxodo absoluto fuera de Egipto, los hijos de Israel trajeron consigo todas sus posesiones. Ellos prevalecieron tan poderosamente que incluso una multitud mixta, conformada por aquellos que no eran israelitas, estuvo dispuesta a seguirlos. Es de esta manera que Dios determinó que debíamos dejar el mundo.

  • La Septuaginta añade: y en la tierra de Canaán.

  • Véase la nota Gá. 3:173a.

  • Durante la noche de la pascua Dios velaba por Su pueblo a fin de sacarlos del mundo, y ellos cooperaron con Él al velar junto con Él y estar atentos a Él. A fin de hacer un éxodo del mundo, no debemos “dormir” sino velar, permanecer vigilantes y estar alertas (Ro. 13:11-13a; 1 Ts. 5:5-7).

  • Un extranjero representa tanto al incrédulo como al hombre natural, el cual no difiere de un incrédulo. Un jornalero (v. 45) representa al hombre natural que labora para Dios en su vida natural a fin de recibir compensación (Ro. 4:4-5 y la nota Ro. 4:41 y la nota Ro. 4:42). El siervo que fue comprado con dinero (v. 44) representa a quien, habiendo sido redimido por el Señor, le sirve como esclavo (Ro. 1:1 y la nota 2). Esta persona redimida también tiene que ser circuncidada (vs. 44, 48), esto es, su vida natural tiene que ser cercenada mediante la cruz (Fil. 3:3; Col. 2:11). Únicamente los redimidos y circuncidados son aptos para ser partícipes de Cristo, la Pascua de Dios.

  • En la décima y última plaga, se les dio muerte a los primogénitos de los egipcios e incluso a los primogénitos de sus animales (véase la nota Éx. 12:121b). Esto fue hecho por Dios para mostrar Su soberanía, es decir, Su derecho, autoridad y poder absolutos, en relación con Faraón, así como Su misericordia en relación con Israel (Ro. 9:14-24). Mediante esta última plaga Faraón fue subyugado (Éx. 11:1; 12:21-30, 33), si bien sólo temporalmente.

  • Para efectuar la salvación de Su pueblo, Dios subyugó a Faraón y a todos los egipcios con la fuerza de Su mano (Éx. 13:3, 14), de modo que ellos mismos echaron de Egipto al pueblo (v. 39; 11:1). La sangre del cordero pascual salvó al pueblo de Dios de Su juicio, pero fue necesario que la mano de Dios subyugara el medio en que se encontraban para que fuesen salvos de la usurpación de Faraón. Esto retrata la manera en que el todopoderoso Dios salvador salva a Su pueblo redimido, rescatándolo tanto de Satanás como del mundo.

  • Debido a que los hijos de Israel fueron echados de Egipto, no tuvieron tiempo de llevar consigo alimentos leudados (vs. 34, 39). Por tanto, ellos dejaron Egipto de una manera pura, sin levadura. Véase la nota Éx. 12:82a.

  • Esto no fue hurtar, sino recibir con retraso un pago justo por su prolongado tiempo de labores como esclavos. La plata, el oro y los vestidos (v. 35) que los egipcios dieron a los hijos de Israel no fueron usados para enriquecer al pueblo de Dios, sino para la edificación del tabernáculo (Éx. 25:2-8; 35:4-9). Despojar al mundo no consiste en tomar injustamente algo del mundo, sino en laborar en el mundo y usar las ganancias de tal labor para la edificación de la morada de Dios, el testimonio de Dios en la tierra.

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