Aquí el primogénito representa al hombre natural, al viejo hombre en Adán. Puesto que Adán fue el primer hombre (1 Co. 15:45a), el primogénito incluye a todo aquel que está en Adán (cfr. 1 Co. 15:22a). La sangre redentora de Cristo no es eficaz para quienes permanecen en Adán (véase la nota 1 Jn. 2:22; cfr. la nota Éx. 12:222). Más aún, para aplicar a Cristo como la Pascua de una manera completa y adecuada, tenemos que condenar todo aquello en nuestro ser que esté vinculado con el primogénito, esto es, con Adán (1 Co. 5:6-8; Ef. 4:22).
