En los vs. 34-35 todos los puntos del cuidado que administró el buen samaritano al moribundo describen al Salvador-Hombre en Su humanidad con Su divinidad, que cuida misericordiosa, tierna y abundantemente a un pecador condenado bajo la ley, mostrando claramente el alto nivel de Su moralidad en Su gracia salvadora:
1) Él le vendó las heridas, o sea, le sanó;
2) derramó aceite y vino sobre sus heridas, o sea, le dio el Espíritu Santo y la vida divina (Mt. 9:17 y la nota 1; Jn. 2:9 y la nota 1);
3) lo puso sobre su propia cabalgadura (un asno), o sea, lo llevó con medios humildes y con humildad (Zac. 9:9);
4) lo llevó a un mesón, es decir, lo llevó a la iglesia;
5) cuidó de él, o sea, lo cuidó por medio de la iglesia;
6) pagó en el mesón por él; esto equivale a bendecir a la iglesia en lugar de él
7) Él dijo que todo lo que el mesón gastara, Él lo pagaría a su regreso; así afirmó que todo lo que la iglesia gaste por uno que el Señor salve en esta era, será pagado cuando el Salvador regrese.