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Capítulos de libros «El Evangelio de Lucas»
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  • Algunos mss. dicen: setenta y dos (así también en el v. 17). El Salvador designó setenta discípulos para que tuvieran parte en Su ministerio, así como Moisés, según le fue ordenado por Dios, designó setenta ancianos para que compartieran su carga (Nm. 11:16-17; Éx. 24:1, 9).

  • Como testigos (Dt. 17:6; 19:15; Mt. 18:16).

  • Véase la nota Mt. 9:381.

  • Véase la nota Mt. 9:383.

  • Mt. 10:16 y la nota

  • Véase la nota Mt. 10:91a.

  • El Señor mandó a los discípulos a que predicaran el evangelio saliendo a todo pueblo y aldea y visitando a las personas en sus hogares. Esto podría usarse para confirmar nuestra práctica actual de predicar el evangelio visitando a otros de puerta en puerta. El Señor envió a los discípulos como a corderos en medio de lobos (v. 3). No obstante, entre los lobos había hijos de paz, o sea las ovejas por las que el Señor se interesaba (Mt. 9:36) y la cosecha que Él quería recoger (v. 2; Mt. 9:37-38). Ya que las ovejas y la cosecha, que pertenecían al Señor, estaban esparcidas y revueltas con los lobos, era necesario que los discípulos del Señor se metieran entre los lobos para buscar de casa en casa la cosecha que habían de recoger. Pasa lo mismo hoy en día. Predicar el evangelio saliendo a todo lugar a visitar a otros en sus hogares, es lo que Dios dispuso. Esto es totalmente diferente del método religioso de hoy en el cual se organizan grandes reuniones para hacer campañas evangélicas.

  • O, éste.

  • Véase la nota Lc. 4:432.

  • Véase la nota Mt. 10:151.

  • Véase la nota Mt. 11:231d.

  • Cuando Satanás se rebeló contra Dios antes de la creación del hombre, fue juzgado y sentenciado a ser echado al Seol (el Hades), a los lugares apartados (lo profundo) del abismo (Is. 14:15; Ez. 28:17). Luego Dios empezó a ejecutar Su sentencia sobre él y lo seguirá haciendo en diferentes ocasiones y en diferentes grados como lo hizo por medio de los setenta discípulos en este capítulo; por medio de la obra de Cristo en la cruz (He. 2:14; Jn. 12:31); por medio del hijo varón y de Miguel antes de la gran tribulación, cuando Satanás sea arrojado a la tierra (Ap. 12:5, 7-10, 13), y por medio del ángel antes del milenio, cuando sea arrojado al abismo sin fondo (Ap. 20:1-3). Finalmente, Satanás será lanzado en el lago de fuego para sufrir el castigo del fuego que no se apaga, después del milenio (Ap. 20:10) por la eternidad.

  • Lo que el Señor dio a los discípulos fue autoridad; lo que el enemigo tenía era poder. La autoridad subyuga al poder.

  • Las serpientes pueden representar a Satanás y a sus ángeles (Ef. 2:2; 6:11-12); los escorpiones pueden representar a los demonios (vs. 17, 20). Los discípulos subyugaron el poder maligno de éstos con la autoridad del Señor.

  • Con respecto a los vs. 21-22, véanse las notas de Mt. 11:25-27.

  • Véase la nota Mt. 4:72.

  • Lit. ¿habiendo hecho qué, puedo heredar la vida eterna?

  • Lit., en.

  • Él debe de haber sido uno de los fariseos que querían justificarse a sí mismos (Lc. 16:14-15; 18:9-10).

  • Ésta es una de las parábolas narradas solamente por Lucas. Ella transmite el principio de alta moralidad subyacente a la plena salvación del Salvador. Él quería dar a entender que el hombre de la parábola era el intérprete de la ley que quería justificarse (v. 29), en el sentido de que era pecador y había caído del fundamento de la paz (Jerusalén) a la condición de maldición (Jericó).

  • Indica que cayó de la ciudad cuyo fundamento es la paz a la ciudad de maldición.

  • Jerusalén significa fundamento de la paz (cfr. He. 7:2); Jericó era una ciudad de maldición (Jos. 6:26; 1 R. 16:34).

  • Representa a los maestros legalistas de la ley judía (Jn. 10:1), quienes usaban la ley (1 Co. 15:56) para despojar a los que guardaban la ley, como el intérprete de la ley que procuraba justificarse.

  • Significa el despojo causado por el mal uso de la ley por parte de los maestros judíos.

  • Lit., poniéndole azotes encima; significa matar por la ley (Ro. 7:9-10).

  • Indica que los maestros judíos dejaban moribundo a quien observaba la ley (Ro. 7:11, 13).

  • Aquel que debía cuidar al pueblo de Dios enseñando la ley de Dios (Dt. 33:10; 2 Cr. 15:3), iba descendiendo por el mismo camino, y fue incapaz de prestar ayuda al herido.

  • Uno que ayudaba al pueblo de Dios en su adoración a Dios (Nm. 1:50; 3:6-7; 8:19) llegaba al mismo lugar, y él tampoco prestó ayuda al moribundo.

  • Representa al Salvador-Hombre, quien aparentemente era un laico de condición humilde. Él fue menospreciado y difamado, como si fuera un samaritano miserable (Jn. 8:48; 4:9 y la nota 1), por los fariseos que se enaltecían a sí mismos y eran justos en su propia opinión, entre los cuales se contaba la persona con quien el Señor estaba conversando (vs. 25, 29). El Salvador-Hombre en Su viaje ministerial, en el cual buscaba al perdido y salvaba al pecador (Lc. 19:10), descendió al lugar donde, en una condición miserable y moribunda, estaba la víctima herida por los ladrones judíos. Cuando le vio, fue movido a compasión en Su humanidad con Su divinidad; por ello, lo sanó tiernamente y lo salvó brindándole Su cuidado, y así satisfizo por completo su urgente necesidad (vs. 34-35).

  • En los vs. 34-35 todos los puntos del cuidado que administró el buen samaritano al moribundo describen al Salvador-Hombre en Su humanidad con Su divinidad, que cuida misericordiosa, tierna y abundantemente a un pecador condenado bajo la ley, mostrando claramente el alto nivel de Su moralidad en Su gracia salvadora:
    1) Él le vendó las heridas, o sea, le sanó;
    2) derramó aceite y vino sobre sus heridas, o sea, le dio el Espíritu Santo y la vida divina (Mt. 9:17 y la nota 1; Jn. 2:9 y la nota 1);
    3) lo puso sobre su propia cabalgadura (un asno), o sea, lo llevó con medios humildes y con humildad (Zac. 9:9);
    4) lo llevó a un mesón, es decir, lo llevó a la iglesia;
    5) cuidó de él, o sea, lo cuidó por medio de la iglesia;
    6) pagó en el mesón por él; esto equivale a bendecir a la iglesia en lugar de él
    7) Él dijo que todo lo que el mesón gastara, Él lo pagaría a su regreso; así afirmó que todo lo que la iglesia gaste por uno que el Señor salve en esta era, será pagado cuando el Salvador regrese.

  • Véase la nota Jn. 6:71.

  • El intérprete de la ley que quería justificarse pensaba que podía amar a otro como su prójimo (v. 29), sin saber —por estar bajo los efectos de la ceguera de la autojustificación— que él mismo necesitaba a un prójimo, el Salvador-Hombre, que le amara.

  • O, El que lo trató con misericordia. El que se justificaba fue ayudado a saber que necesitaba un prójimo amoroso (como el buen samaritano, quien tipifica al Salvador-Hombre) que le amara, no un prójimo a quien amar. El Salvador tenía la intención de revelarle con esta historia
    1) que él estaba condenado a muerte bajo la ley y que era incapaz de cuidarse a sí mismo, mucho menos amar a otros
    2) que el Salvador-Hombre era Aquel que le amaría y le daría la salvación plena.

  • Betania (Jn. 12:1 y la nota 1; Mr. 11:1; Mt. 21:17 y la nota 1).

  • Probablemente del arameo; significa ella era rebelde.

  • Gr. María para el hebreo Miriam, que significa la rebelión de ellos (Nm. 12:1, 10-15). El significado de Marta y de María conlleva la idea de rebelión. Esto puede referirse a la vida natural de ellas. La salvación del Señor puede transformar a los rebeldes en personas sumisas, como se ve en esta historia. Una persona rebelde como Miriam en el Antiguo Testamento, llega a ser una persona sumisa como María en el Nuevo Testamento.

  • Significa ser arrastrada en diferentes direcciones.

  • El Señor prefiere que los que han sido salvos y le aman, le escuchen (v. 39), para que sepan cuál es Su deseo, en vez de obrar para Él sin conocer Su voluntad (cfr. 1 S. 15:22; Ec. 5:1).

    Es bastante significativo que esta historia de Marta y María sigue inmediatamente después de la parábola del buen samaritano. Aquella parábola muestra la compasión y el amor del Salvador, quien es un hombre y que llega a ser el prójimo de los pecadores; la historia de Marta y María revela el deseo y la preferencia del Señor, quien es Dios y ha de ser el Amo de los creyentes. El Salvador nos da Su compasión y Su amor para que seamos salvos; el Señor expresa Su deseo y preferencia de que le sirvamos. Después de recibir del Salvador la salvación, debemos servir al Señor. Para nuestra salvación necesitamos conocer la compasión y el amor del Salvador; para nuestro servicio necesitamos saber cuál es el deseo y la preferencia del Señor.

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