En cierto sentido, los que creen en Cristo son una viuda en esta era debido a que Cristo, el Esposo de ellos (2 Co. 11:2), está ausente.
En cierto sentido, los que creen en Cristo son una viuda en esta era debido a que Cristo, el Esposo de ellos (2 Co. 11:2), está ausente.
Los que creemos en Cristo también tenemos un opositor, que es Satanás el diablo, acerca del cual necesitamos la venganza de Dios. Debemos orar con persistencia por esta venganza (cfr. Ap. 6:9-10) y no desanimarnos.
Lit., sea longánime sobre ellos.
Dios nos vengará de nuestro enemigo cuando el Salvador venga (2 Ts. 2:6-9).
La fe persistente para nuestra oración persistente, como la fe de la viuda. Por lo tanto, es la fe subjetiva, y no la fe objetiva.
Lo abarcado en los vs. 9-30 puede considerarse como condiciones y requisitos para entrar en el reino de Dios:
1) humillarse como pecador delante de Dios, reconociendo que necesitamos la propiciación de parte de Dios (vs. 9-14);
2) ser como un niño, sin ningún concepto que le preocupe (vs. 15-17)
3) seguir al Salvador venciendo la preocupación por las riquezas y por los demás asuntos materiales (vs. 18-30).
Esto no parece una oración, sino una acusación.
Esto no parece una oración, sino una jactancia arrogante ante Dios. Esta jactancia es un pecado abominable.
El recaudador de impuestos reconoció cuánto ofendía a Dios su vida de pecado; por esto, pidió a Dios que le fuera propicio, que tuviera paz para con él mediante un sacrificio propiciatorio, para que Dios le mostrara misericordia y gracia (véase la nota Ro. 3:252a, la nota He. 2:173d, la nota 1 Jn. 2:21a).
O, prohibáis, estorbéis.
Véase la nota Lc. 4:432.
Un niño, libre de ocupaciones y conceptos viejos, puede recibir fácilmente un pensamiento nuevo. Por eso, uno debe ser como un niño y recibir el reino de Dios como algo nuevo, con un corazón despejado.
Con respecto a los vs. 18-30, véanse las notas de Mt. 19:16-29.
Véase la nota Lc. 10:252.
La palabra griega traducida aguja es diferente de la que está en Mateo y Marcos. Ésta es la palabra usada por los cirujanos.
Lit., Y quién.
En Mt. 19:29 dice: “por causa de Mi nombre”. Esto indica que el Salvador es el reino de Dios (véase la nota Lc. 17:211).
La era actual.
Véase la nota Mt. 20:181a y la nota Mt. 10:331.
Esto quiere decir que el Salvador sanó al hombre ciego antes de entrar en Jericó. Pero según Mt. 20:29 y Mr. 10:46, la sanidad ocurrió al salir de Jericó. La narrativa de Lucas tiene un significado espiritual. El hombre ciego recibió la vista y luego en Lc. 19:1-9 Zaqueo fue salvo. Esto indica que para recibir la salvación, primero se requiere la vista para ver al Salvador. Estos dos casos, que ocurrieron en Jericó uno después del otro, deben ser considerados espiritualmente como un caso completo. Un pecador que está en tinieblas necesita recibir la vista para reconocer que necesita salvación (Hch. 26:18).
Lo tratado en Lc. 18:35-43; 19:1-10 muestra cómo puede uno cumplir las condiciones reveladas en los vs. 9-30, para entrar en el reino de Dios. Es decir, primeramente recibir la vista de manos del Salvador (vs. 35-43) y luego recibir al Salvador como la salvación dinámica (19:1-10). De este modo, el hombre ciego pudo ser como el recaudador de impuestos arrepentido y el niño libre, para recibir al Salvador, y Zaqueo pudo renunciar a todas sus riquezas para seguirle. La manera de entrar en las cosas espirituales es recibir la vista de parte del Señor y recibir al Señor mismo.
Véase la nota Mt. 20:301b.
Véase la nota Mr. 10:511.
Lit., salvado.