Lit., menor. Todos los profetas anteriores a Juan sólo profetizaron que Cristo vendría, pero Juan testificó que Cristo ya había venido. Los profetas anhelaban la venida de Cristo, pero Juan lo vio. Por consiguiente, Juan era mayor que todos los profetas. Aunque Juan vio al Cristo encarnado y lo presentó al pueblo, el Cristo resucitado no moraba en él. Cristo mora en el pueblo del reino. Juan sólo pudo decir: “Aquí está Cristo”, pero el pueblo del reino puede decir: “Para mí el vivir es Cristo” (Fil. 1:21). Así que, el menor en el reino de los cielos es mayor que él. Ser mayor o menor depende de la relación que uno tenga con Cristo. Cristo es el factor determinante. Cuanto más cercano a Él esté uno, mayor es uno.
