Lit., la mente de la carne. En los vs. 6-8 el elemento crucial es la mente. La mente es la parte que dirige nuestra alma, la cual es la personalidad del hombre, o sea, su persona. Así que, la mente representa al alma, es decir, a la persona misma. En este capítulo la mente ocupa una posición neutral pues se encuentra entre el espíritu regenerado y mezclado, y el cuerpo caído, la carne. Los caps. 7 y 8 muestran que la mente puede llevar a cabo dos acciones diferentes, por las cuales tiene la capacidad de ponernos en el espíritu o en la carne. Si la mente depende del espíritu regenerado y se adhiere a éste, el cual está mezclado con el Espíritu de Dios, nos introducirá en el espíritu y en el disfrute del Espíritu divino como la ley del Espíritu de vida (v. 2). Si la mente se adhiere a la carne y actúa de modo independiente, nos introducirá en la carne, haciendo que estemos en enemistad con Dios y no podamos agradarle (vs. 7-8).
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