El versículo anterior da a conocer el orden de la resurrección: primero, Cristo; luego los que son de Cristo. Del mismo modo, en este versículo, después de la palabra luego se esperaría que se mencione otro grupo de personas. Sin embargo, aquí no nos dice quiénes, sino que dice: “el fin”, porque los que serán resucitados al final, en su propio orden, no están en Cristo.
Esto se refiere al fin de todas las eras y dispensaciones de la vieja creación. También es el fin del milenio antes del cielo nuevo y la tierra nueva (Ap. 21:1). Durante todos los siglos y todas las dispensaciones, Dios, por una parte, ha estado lidiando con Su enemigo Satanás y con todas las cosas negativas del universo; por otra parte, Él ha estado llevando a cabo todo lo necesario para el cumplimiento de Su propósito eterno. La última de todas las eras y dispensaciones será el milenio, la era del reino, después de la cual todas las luchas y los logros de Dios habrán sido totalmente completados. Tal compleción será el fin, la conclusión, de toda la obra de Dios. Al llegar este fin, todos los incrédulos muertos, los injustos, serán resucitados para juicio, para perdición eterna (Jn. 5:29; Ap. 20:5, 11-15). Éstos serán el tercer grupo en ser resucitado.