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Capítulos de libros «La Segunda Epístola de Pedro»
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  • Después de presentar a los creyentes (en el cap. 1) la rica provisión de la vida divina y la iluminación resplandeciente de la verdad divina, proveyéndoles de este modo el sustento de vida e inyectándoles el antídoto contra el veneno de la apostasía, el apóstol en este capítulo les hace ver fielmente, como una advertencia para ellos, el terrible contenido de la apostasía y su espantoso resultado. Esta advertencia es análoga a la advertencia dada en Jud. 1:4-19.

  • O, de contrabando. Lit., introducir al lado de, introducir de lado. Significa introducir un nuevo tema para el cual los oyentes no están preparados. Aquí denota que los falsos maestros presentan e introducen sus falsas enseñanzas junto con las genuinas.

  • La palabra griega significa opiniones (doctrinas) distintas de las regularmente aceptadas, “doctrinas escogidas por alguien en particular, ajenas a la verdad” (Alford). Tales doctrinas causan división y producen sectas. Esta palabra también se usa en Hch. 5:17; 15:5; 24:5, 14; 26:5; 28:22; 1 Co. 11:19 y Gá. 5:20, y en Tit. 3:10, como adjetivo (traducida allí disensiones). Aquí este término denota las doctrinas falsas y heréticas introducidas por los falsos maestros, los herejes. Tales doctrinas son similares a las del modernismo actual.

  • Esto alude a la persona del Señor y a Su obra redentora. Los falsos maestros de los tiempos de Pedro, tal como los modernistas de hoy en su apostasía, negaban la persona del Señor como Amo y también Su obra redentora, con la cual el Señor compró a los creyentes.

  • En esta epístola, Pedro usa tres diferentes palabras griegas con respecto a la consecuencia de la apostasía bajo el juicio gubernamental de Dios:
    1) Apóllumi significa destruir completamente; en la voz media, que se usa en el griego, significa perecer, como en 3:6. La idea no es la extinción, sino la ruina o pérdida (no del ser, sino del bienestar). En Mt. 10:28; 22:7; Mr. 12:9; Lc. 17:27, 29; Jn. 3:16; 10:28; 17:12; 1 Co. 10:9-10; 2 Co. 2:15; 4:3; 2 Ts. 2:10 y Jud. 1:5, 11, esta palabra provee una revelación más amplia tocante al juicio gubernamental de Dios. En 3:9 denota el castigo traído por la disciplina gubernamental de Dios.
    2) Apóleia, similar a apóllumi, indica una pérdida (del bienestar, no del ser), ruina, destrucción o perdición (física, espiritual o eterna). Se traduce destructoras y destrucción en 2 P. 2:1, y destrucción en 2 P. 2:3 y 2 P. 3:7, 16. La misma palabra se usa para denotar los diferentes resultados de los varios juicios de Dios (véase la nota 1 P. 1:172c, párr. 2). En casos como los descritos en 2 P. 2:1, 3; 3:7; Jn. 17:12; Ro. 9:22; Fil. 1:28; 3:19; 2 Ts. 2:3 y Ap. 17:8, 11, denota perdición eterna. En casos como los descritos en 2 P. 3:16 (véase la nota 4) y He. 10:39 (véase la nota 2), denota el castigo que aplica la disciplina gubernamental de Dios, y no la perdición eterna. En Mt. 7:13 y 1 Ti. 6:9, denota un principio aplicable a cualquier caso.
    3) Fthorá denota una corrupción que lleva a la destrucción, la destrucción que acompaña a la corrupción, o una destrucción llevada a cabo mediante la corrupción (se refiere a la moralidad, al alma y al cuerpo). Se traduce corrupción en 2 P. 1:4 y 2 P. 2:19, y destrucción y corromper en 2:12; su forma verbal se usa en la voz pasiva futura y se traduce serán destruidos en 2 P. 2:12, y en la voz pasiva presente, traducida se corrompen en Jud. 1:10. Su significado puede ser visto más ampliamente en Ro. 8:21; 1 Co. 3:17 y las notas 1 y 2; 2 P. 15:33; 2 Co. 7:2; 11:3; Gá. 6:8; Ap. 11:18 y Ap. 19:2.

  • Lit., seguirán hasta el fin.

  • Es decir, el sendero de la vida cristiana conforme a la verdad, la cual es la realidad del contenido del Nuevo Testamento (1 Ti. 2:4; 3:15; 4:3; 2 Ti. 2:15, 18; Tit. 1:1). Según sus varias virtudes, es designado con otros títulos, tales como el camino recto (v. 15 y la nota 1; cfr. He. 12:13), el camino de la justicia (v. 21 y la nota; Mt. 21:32), el camino de paz (Lc. 1:79; Ro. 3:17), el camino de salvación (Hch. 16:17), el camino de Dios (Mt. 22:16; Hch. 18:26), el camino del Señor (Jn. 1:23; Hch. 18:25) y el Camino (Hch. 9:2; 19:9, 23; 22:4; 24:22). Es calumniado como el camino de la herejía (Hch. 24:14).

  • En 1 Pedro se recalca el juicio gubernamental de Dios (1 P. 4:17-18). Este tema continúa desarrollándose en 2 Pedro. Es bajo el gobierno de Dios que los ángeles caídos fueron apresados y están reservados para el juicio (v. 4), y es también bajo el gobierno de Dios que fueron juzgados el mundo de la época del diluvio y las ciudades de Sodoma y Gomorra (vs. 5-9). Pero Dios traerá un juicio especialmente severo sobre los herejes del Nuevo Testamento (v. 10). Y todos los impíos serán juzgados y destruidos en el día que los cielos y la tierra sean quemados por el fuego (Ap. 3:7). A causa de esto, el Dios de justicia y de santidad ha empezado Su juicio gubernamental por Su propia casa, los creyentes. Véase la nota 1 P. 1:172c, párr. 2.

  • Es decir, desde tiempos antiguos, como lo muestran los vs. 4-9.

  • Véase la nota 2 P. 2:15, punto 2.

  • Los ángeles caídos (véase la nota 1 P. 3:193 y la nota Ap. 12:41a), quienes, según el orden de los eventos históricos relatados en este capítulo, fueron los primeros del universo en caer.

  • Un pozo profundo y tenebroso, donde los ángeles caídos están detenidos como en una prisión. Véase la nota 1 P. 3:194.

  • O, hasta.

  • El juicio del gran día (Jud. 1:6), el cual probablemente será el juicio del gran trono blanco, ejecutado sobre todos los muertos y los demonios, y probablemente también sobre los ángeles caídos (Ap. 20:11-15). Es lógico que todos los ángeles, demonios y hombres que se han unido a Satanás en su rebelión sean juzgados al mismo tiempo, en la misma forma y con el mismo resultado, inmediatamente después que su líder maligno sea juzgado y arrojado al lago de fuego (Ap. 20:10), a donde ellos también serán arrojados. Véase la nota 1 P. 1:172c, párr. 2.

  • Ser justo y piadoso o ser injusto e impío resulta crucial con respecto al juicio gubernamental de Dios (vs. 5-9). Ser justo consiste en ser recto con el hombre delante de Dios, y ser piadoso consiste en expresar a Dios delante de los hombres. Ésta fue la manera de vivir que Noé y Lot siguieron, la cual los libró del juicio gubernamental de Dios conforme a Su justicia.

  • O, derrota.

  • Es decir, vivir en la carne, en las concupiscencias de los hombres, y no en la voluntad de Dios; hacer lo que agrada a los gentiles (1 P. 4:2-3) y vivir de una manera vana e impía (1 P. 1:18).

  • Véase la nota 2 P. 2:62.

  • Hombres sin principios; una palabra griega diferente de la que se traduce inicuos en el v. 8. Aquí inicuos se refiere particularmente a los que violan la ley de la naturaleza y de la conciencia.

  • Aquellos que, como Noé y Lot (vs. 5, 7), llevan una vida piadosa, en contraste con los que llevan una vida impía (v. 6).

  • Personas que, como los contemporáneos de Noé y los que vivían en Sodoma y Gomorra (vs. 5-7), llevan una vida injusta, conforme a la manera licenciosa de proceder de aquellos que viven sin ley.

  • O, hasta.

  • El día del juicio final, el juicio del gran trono blanco (véase la nota 2 P. 3:74, la nota 2 P. 2:44 y la nota Jud. 1:64).

  • Véase la nota 1 P. 1:172c, párr. 2.

  • Desde aquí hasta el final del capítulo, nuevamente se pone al descubierto a los falsos maestros y sus seguidores, quienes fueron identificados inicialmente en los vs. 1-3. En la administración gubernamental de Dios, ellos en particular serán reservados para ser castigados el día del juicio porque andan tras la carne, entregándose por placer a la concupiscencia que lleva a la contaminación y a los lujos que corrompen, y porque menosprecian el gobierno del Señor, rebelándose contra Su autoridad (vs. 10, 13-14, 18). Por eso, vienen a ser
    1) como animales irracionales (v. 12);
    2) como manchas y defectos entre los creyentes, quienes son el tesoro de Dios (v. 13);
    3) como Balaam, en el sentido de que dejan el camino recto a cambio de ganancias injustas (v. 15);
    4) como manantiales sin agua y nubes empujadas por la tormenta (vs. 17-19)
    5) como el perro y las puercas, en el sentido de que se contaminan por dentro y por fuera (vs. 20-22).

  • Se refiere en general a todos aquellos que tienen autoridad para gobernar, incluyendo, por supuesto, al Señor Cristo, quien fue ungido y establecido por Dios y quien es el centro del gobierno, el dominio y la autoridad divinos (Hch. 2:36; Ef. 1:21; Col. 1:16).

  • Complacientes consigo mismos, buscando placer para sí mismos.

  • Lit., glorias; se refiere en general tanto a los ángeles como a los hombres que ejercen poder y autoridad (v. 11; Jud. 1:9; Tit. 3:1-2).

  • Ángeles y ellas, las cuales se refieren a potestades superiores en el v. 10, aquí se mencionan en una forma general; en cambio, en Jud. 1:9, con respecto al mismo caso, se mencionan específicamente el arcángel Miguel y el diablo.

  • Con esto se guarda el orden de autoridad en el gobierno de Dios.

  • Lit., seres vivientes (incluyendo al hombre); se refiere a hombres que viven como animales.

  • O, desprovistos de razón, sin tener conciencia acerca de asuntos morales. El sentido más elevado en el hombre es su espíritu, del cual la conciencia es la parte dirigente. Desde la caída del hombre, la conciencia ha regido al hombre bajo el gobierno de Dios. Algunos han perdido toda sensibilidad (Ef. 4:19 y la nota), habiendo renunciado al reconocimiento propio de su conciencia al negar a Dios (Ro. 1:23-32). Los herejes del primer siglo, tales como los saduceos del judaísmo antiguo (Hch. 23:8) y los modernistas del cristianismo actual, pertenecen a esta categoría. Ellos han negado al Señor hasta lo indecible por lo que su conciencia está cauterizada habiendo perdido toda sensibilidad (1 Ti. 4:2 y la nota 2), como si no tuviesen espíritu (Jud. 1:10, cfr. Jud. 1:19). Por tanto, vienen a ser como animales irracionales, como criaturas de instinto, destinados por naturaleza a ser apresados, mediante su concupiscencia, por Satanás, el destructor del hombre, para ser corrompidos hasta ser destruidos. Esta escena nos muestra que el hombre caído puede ser como un animal irracional.

  • Indica que están destinados a ser apresados para destrucción, a ser hechos esclavos de la corrupción (v. 19). Por el suministro de vida mediante la provisión divina (2 P. 1:3-4), nosotros podemos escapar de esta corrupción que produce destrucción. Véase la nota 2 P. 2:15, punto 3.

  • La misma palabra griega significa corrupción.

  • La misma palabra griega significa corrompidos, refiriéndose a la destrucción causada por la corrupción.

  • Algunos mss. dicen: recibiendo el pago de la injusticia.

  • Es decir, el pago por hacer injusticia.

  • Los herejes que están entregados a las concupiscencias son para los creyentes genuinos, quienes son el tesoro de Dios, lo que las manchas y defectos son para las piedras preciosas.

  • Lit., una adúltera.

  • Tomar el camino recto, que es el camino de la verdad (v. 2 y la nota 2) y el camino de la justicia (v. 21 y la nota 1), consiste en llevar una vida recta, libre de perversidad y prejuicios, sin injusticia.

  • Lit., siguiendo hasta el fin.

  • Balaam fue un auténtico profeta gentil, no era un falso profeta; sin embargo, amó el pago de la injusticia (Nm. 22:5, 7; Dt. 23:4; Neh. 13:2; Ap. 2:14).

  • Es decir, un asno.

  • Los maestros herejes, totalmente secos, son manantiales sin agua y nubes empujadas por la tormenta, es decir, nubes sin agua llevadas por los vientos (Jud. 1:12), en el sentido de que no tienen nada de vida para satisfacer la necesidad de los sedientos.

  • Esto también representa el juicio gubernamental de Dios.

  • O, se comportan, se conducen.

  • Véase la nota 1 P. 2:15, punto 3.

  • Tomar el camino de la justicia consiste en llevar una vida recta para con Dios y para con el hombre; es otro aspecto del camino de la verdad (v. 2 y la nota 2) y del camino recto (v. 15 y la nota 1). Este camino consiste en llevar una vida que concuerda con la justicia de Dios, un camino que puede recibir Su juicio gubernamental (vs. 3, 9) con miras a Su reino de justicia (Ro. 14:17; Mt. 5:20). Pedro recalca en sus epístolas la manera de vivir y también el camino de la vida porque sus escritos están basados en el punto de vista gubernamental de la administración de Dios. Para corresponder al gobierno de Aquel que es santo y justo, el pueblo de Dios necesita llevar una vida santa, pura, buena y excelente (1 P. 1:15; 2, 3:16; 2:12; 2 P. 3:11), y no licenciosa ni vana (v. 7; 1 P. 1:18), en Su recto camino de justicia y verdad.

  • Los perros y las puercas son animales inmundos según los preceptos de la santidad de Dios (7, Lv. 11:27; Mt. 7:6 y la nota 2). Los perros están acostumbrados a comer cosas asquerosas. Vomitan lo que comen y se vuelven a su propio vómito, contaminándose así internamente. Las puercas se revuelcan en el cieno, ensuciándose así externamente. Los herejes que niegan a Dios, a la larga vienen a ser como estos animales inmundos, en el sentido de que se contaminan por dentro y por fuera. (¡Qué juicio tan severo merecen conforme a la justicia de Dios en Su administración gubernamental!). Por tanto, son muy contagiosos y a los creyentes se les prohíbe tener contacto con ellos (2 Jn. 1:9-11).

  • Lit., sobre.

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