Aparentemente Ananías mintió a los apóstoles, pero en realidad mintió al Espíritu Santo, quien es Dios (v. 4). En la obra que hacían los apóstoles para el Señor, el Espíritu Santo y ellos eran uno. Véase la nota Hch. 5:322b.
Aparentemente Ananías mintió a los apóstoles, pero en realidad mintió al Espíritu Santo, quien es Dios (v. 4). En la obra que hacían los apóstoles para el Señor, el Espíritu Santo y ellos eran uno. Véase la nota Hch. 5:322b.
Estas palabras indican que vender posesiones y distribuir entre los demás lo obtenido no era considerado por los apóstoles como una práctica obligatoria.
O, pusiste, fijaste.
Esto es prueba que el Espíritu Santo, mencionado en el v. 3, es Dios.
Lit., entregó su alma, o, exhaló su alma (así también en el v. 10).
Las mujeres deben estar sujetas a sus maridos (Ef. 5:24), pero no deben estar de acuerdo con ellos en cuanto a cometer pecados.
Gr. ekklesía, compuesta de ek, afuera, y un derivado de kaléo, llamados; por lo tanto, significa los llamados a salir (la congregación), la asamblea. Es la primera vez que la iglesia es mencionada en Hechos en calidad de iglesia local (véase la nota Hch. 8:11c y la nota Mt. 18:172a).
Véase la nota Hch. 2:431.
cfr. Hch. 15:5; 26:5; 24:5, 14; 28:22
La palabra griega se refiere a palabras específicas para el momento.
La vida divina que Pedro predicaba, ministraba y vivía, la vida que venció la persecución, las amenazas y el encarcelamiento efectuados por los líderes judíos. Esto indica que la vida y la obra de Pedro hicieron que la vida divina fuese muy real y patente en medio de sus circunstancias al grado que incluso el ángel la vio y la señaló.
O, y.
Lit., mandamos con mandamiento.
Véase la nota Hch. 2:241a.
La encarnación de Jesús le hizo hombre, Su vivir humano en la tierra le hizo apto para ser el Salvador del hombre, Su crucifixión efectuó la redención plena para el hombre, Su resurrección vindicó Su obra redentora, y Su exaltación le dio la posición de Príncipe para ser el Salvador. Esta exaltación constituyó la última etapa en el proceso de perfeccionamiento que Él pasó para ser el Salvador del hombre (He. 2:10; 5:9).
La misma palabra griega es traducida Autor en Hch. 3:15. Véase allí la nota 1. Dios exaltó al hombre Jesús, quien había sido rechazado y muerto por los líderes judíos, y lo puso como Líder máximo, como Príncipe, como Soberano de los reyes, para que gobernara al mundo (Ap. 1:5; 19:16), y como Salvador para que salvara a los escogidos de Dios. El título Príncipe está relacionado con Su autoridad, y Salvador, con la salvación. Él gobierna soberanamente sobre la tierra con Su autoridad a fin de que prevalezca un ambiente adecuado para que los escogidos de Dios reciban Su salvación (cfr. Hch. 17:26-27; Jn. 17:2).
Dar arrepentimiento y perdón de pecados a los escogidos de Dios requiere que Cristo sea exaltado como Príncipe y Salvador. Su gobierno soberano hace que el pueblo escogido de Dios se arrepienta, y la salvación, basada en Su redención, les proporciona el perdón de los pecados.
Lit., palabras; se refiere a palabras específicas para el momento.
El Espíritu Santo era uno con los apóstoles. Véase la nota Hch. 5:31b.
La obediencia constituye el camino y la condición para recibir y disfrutar al Espíritu de Dios.
Lit., eran aserrados; una severa expresión figurativa que denota la idea de exasperarse.
Véase la nota Mt. 3:71a.
Es decir, pasar una vergüenza. Es un verdadero honor padecer una afrenta por causa del Nombre, el propio nombre de Jesús, quien fue menospreciado por el hombre pero enaltecido por Dios. Por consiguiente, los que sufrieron la afrenta se regocijaron de haber sido tenidos por dignos de ser ultrajados por causa del Nombre.
Véase la nota Hch. 2:461b.
Véase la nota Hch. 2:463d.
Lit., el Cristo Jesús.