Los dos capiteles de bronce cubrían los extremos superiores de las columnas. La altura total de cada capitel era de cinco codos (v. 16; 2 Cr. 3:15), divididos entre su base (tres codos, 2 R. 25:17) y sus dos tazones en la parte superior de cada capitel (2 Cr. 4:12). Aquí el número tres representa el proceso de la resurrección; el número dos, un testimonio (Dt. 17:6); el número cinco, el hecho de llevar la responsabilidad (véase la nota Mt. 25:21a); y el número diez (la suma de las alturas de ambos capiteles), plenitud en cuanto a llevar la responsabilidad. Los tazones eran la gloria, belleza, decoración y corona de los capiteles; dichos tazones estaban cubiertos con redes de obra de malla (semejante a un enrejado) y guirnaldas de obra de cadenillas (v. 17). Esto representa la situación complicada y entrelazada en la que viven y llevan responsabilidad aquellos que son columnas en el edificio de Dios (Gá. 2:9; Ap. 3:12). Había lirios en las redes (v. 19) y había dos hileras de cien granadas cada una en las guirnaldas (v. 18; 2 R. 25:17; 2 Cr. 3:16; 4:13). Los lirios representan una vida de fe en Dios (Cnt. 2:1-2; Mt. 6:28, 30; Gá. 2:20), y las granadas, que contienen muchas semillas, representan la expresión de las riquezas de la vida divina. Una vida de fe que expresa las riquezas de la vida divina es fruto de haber experimentado la crucifixión de Cristo en medio y por medio de situaciones complicadas y entrelazadas (cfr. 2 Co. 4:7-18). Según su significado espiritual, los tazones de los capiteles son un testimonio (dos) que indica que quienes se sujetan al juicio de Dios (el bronce), considerándose a sí mismos como nada, pueden llevar responsabilidad (cinco) plenamente (diez) y expresar las riquezas de la vida divina (las granadas) en medio de una situación complicada y entrelazada (la obra de malla y obra de cadenillas) con base en el proceso de la resurrección (la base de los capiteles, que tenían tres codos de alto), debido a que son personas que no viven por cuenta propia sino por Dios (los lirios). El creyente que sea una columna, como señal del edificio de Dios, deberá ser portador del testimonio propio de uno que vive por fe para llevar responsabilidad y expresar las riquezas de la vida mediante el proceso de la resurrección sujeto a la crucifixión correspondiente a la obra de malla y a la restricción correspondiente a la obra de cadenillas.
Para obtener detalles adicionales sobre estas dos columnas de bronce y sus capiteles en relación con nuestra experiencia espiritual, por favor véanse los mensajes 83 y 84 del Estudio-vida