Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Rápida transición a las notas a los libros del Nuevo Testamento
AT
-
Rápida transición a las notas a los libros del Antiguo Testamento
Cap.
-
Capítulos de libros «Primer Libro de Reyes»
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
21 22
Чтения
Marcadores
Mis lecturas
  • Salomón edificó sus palacios en asociación con la morada de Dios (vs. 1-12). Los palacios de Salomón fueron edificados con los mismos materiales usados para el templo, lo cual indica que tenían la misma categoría que la morada de Dios. La morada de Dios servía para que Su pueblo le adorase; los palacios de Salomón servían para la administración gubernamental ejercida por Salomón sobre el pueblo. El gobierno de Salomón era la administración gubernamental ejercida por Dios sobre Su pueblo (2 Cr. 9:8). El hecho de que los palacios de Salomón hubieran sido edificados en asociación con la morada de Dios indica que el gobierno de Dios sobre Su pueblo deberá corresponder a la adoración que Él reciba de parte de Su pueblo.

    En la tipología los palacios del rey y el templo de Dios estaban separados, mientras que en la correspondiente realidad neotestamentaria, ambos constituyen un solo edificio. Los creyentes neotestamentarios son, por un lado, sacerdotes de Dios que le sirven, le adoran; por otro, son reyes de Dios que reinan para Él (1 P. 2:5, 9; Ap. 1:6; 5:10; 20:6). La Nueva Jerusalén será el templo que sirva de morada a Dios y el lugar en donde los creyentes vivirán y servirán a Dios como sacerdotes, y además, el palacio en el cual Dios el Padre, como Rey de reyes, y Sus hijos, Sus correyes, vivirán y reinarán como reyes (Ap. 21:22; 22:3, 5).

  • Salomón, quien edificó el templo, tipifica a Cristo (Mt. 12:42), e Hiram, quien edificó las columnas del templo, tipifica a las personas dotadas del Nuevo Testamento, que perfeccionan a los santos para la edificación del Cuerpo de Cristo (Ef. 4:8, 11-12, 16). Que la obra de edificación no la realizara Salomón directamente sino Salomón por medio de Hiram, indica que Cristo no edifica directamente la iglesia, sino que lo hace mediante las personas dotadas.

  • Cfr. 2 Cr. 2:14, donde dice que la madre de Hiram era “una mujer de las hijas de Dan”. La tribu de Dan es la tribu de la idolatría que hizo que el pueblo de Dios tropezara y se apartara del camino de Dios (Gn. 49:17 y la nota). El hecho de que la madre de Hiram fuese de la tribu de Dan indica que el origen de Hiram, al igual que el de todos los hombres, era un origen de pecado (Sal. 51:5; cfr. Jn. 8:44a). Que Hiram fuese hecho uno “de la tribu de Neftalí”, la tribu de la resurrección, o sea, de la transformación (Gn. 49:21 y la nota), significa que para formar parte del edificio de Dios y participar en su obra de edificación, tenemos que ser trasladados de la “tribu de Dan” a la “tribu de Neftalí” al ser regenerados y transformados en la resurrección de Cristo (1 P. 1:3; 2 Co. 3:18).

  • Tiro era una ciudad gentil famosa por su comercio, por ende, era una con Satanás (Ez. 28:12, 16). Hiram tuvo a su padre como fuente de su destreza para trabajar con bronce; pero su padre murió, por lo cual la madre —fuente de la existencia de Hiram— quedó viuda. Esto significa que para serle útiles a Dios en la edificación de la iglesia, la morada de Dios, tenemos que adquirir la educación y destrezas seculares pero, a la vez, tenemos que permitir que nuestro padre “tirio”, fuente de estas cosas, muera. Más aún, nuestra madre “danita” tiene que “enviudar” (al ser separada de la fuente mundana), y nosotros tenemos que ser de la “tribu de Neftalí”, la tribu de la transformación. Por tanto, continuamos poseyendo aquella educación y destreza, pero separada de su fuente; además, nuestra existencia (nuestra madre) ya no está vinculada a nuestro origen mundano, y nosotros mismos estamos en resurrección. Moisés y el apóstol Pablo son excelentes ejemplos que ilustran este principio.

  • Hiram fue traído de Tiro al rey Salomón en Jerusalén (vs. 13-14), donde el templo había de ser edificado. Jerusalén tipifica a la iglesia. Tanto el Salomón de hoy (Cristo) como el edificio actual de Dios están en la iglesia. Por tanto, para serle útiles a Dios con miras a Su edificio, tenemos que obtener ciertas destrezas seculares, vivir en resurrección y venir al terreno apropiado, el terreno de la iglesia.

  • Estas dos grandes columnas que Salomón puso al frente del templo constituían una característica notable de la parte externa del templo. En las Escrituras, la columna es una señal, un testimonio, del edificio de Dios (Gn. 28:18-19, 22a; 1 R. 7:15-22; Gá. 2:9; 1 Ti. 3:15; Ap. 3:12). Que aquí hubiera dos columnas (el número dos denota un testimonio) indica que estas columnas estaban erguidas a manera de testimonio, como anuncio, de lo que es el edificio de Dios. Los nombres de las dos columnas (v. 21 y las notas) testifican que el Señor establecerá Su edificio (cfr. Mt. 16:18) y que la verdadera fortaleza es hallada en dicho edificio (cfr. Ef. 3:17-18). Según la tipología, el bronce representa el juicio de Dios (Éx. 27:1-8; Nm. 21:8-9; Jn. 3:14). Las dos columnas de bronce del templo representan al Cristo que fue juzgado por Dios y llegó a ser la fortaleza que sostiene la morada de Dios en la tierra (cfr. Ap. 1:15 y las notas 1 y 2). Este Cristo es el que debe ser experimentado por los creyentes en la vida de iglesia y quien debe forjarse en ellos para constituirlos en columnas que sostengan el edificio de Dios.

  • Dieciocho codos (la altura de cada columna, v. 15; 2 R. 25:17) es la mitad de tres unidades de doce codos (la circunferencia de cada columna). El número tres representa al Dios Triuno, mientras que el número doce representa la mezcla (multiplicación) del Dios Triuno (tres) con Su criatura, el hombre (cuatro). Además, esto significa que tal mezcla es completa y perfecta en la administración eterna de Dios (cfr. la nota Ap. 21:122b y la nota Ap. 22:24). Por tanto, si hemos de ser columnas que constituyan un testimonio del edificio de Dios, primero tenemos que juzgarnos a nosotros mismos sometiéndonos al juicio de Dios (el bronce, Mt. 16:24; Gá. 2:20) y después ser llenos, saturados y empapados del Dios Triuno. Que cada columna sea una de las mitades indica que independientemente de cuán completamente nos hayamos mezclado con el Dios Triuno, no somos completos en nosotros mismos, sino que necesitamos de otros que nos complementen (cfr. la nota Éx. 26:161).

  • Lit., la primera columna…la segunda columna.

  • Los dos capiteles de bronce cubrían los extremos superiores de las columnas. La altura total de cada capitel era de cinco codos (v. 16; 2 Cr. 3:15), divididos entre su base (tres codos, 2 R. 25:17) y sus dos tazones en la parte superior de cada capitel (2 Cr. 4:12). Aquí el número tres representa el proceso de la resurrección; el número dos, un testimonio (Dt. 17:6); el número cinco, el hecho de llevar la responsabilidad (véase la nota Mt. 25:21a); y el número diez (la suma de las alturas de ambos capiteles), plenitud en cuanto a llevar la responsabilidad. Los tazones eran la gloria, belleza, decoración y corona de los capiteles; dichos tazones estaban cubiertos con redes de obra de malla (semejante a un enrejado) y guirnaldas de obra de cadenillas (v. 17). Esto representa la situación complicada y entrelazada en la que viven y llevan responsabilidad aquellos que son columnas en el edificio de Dios (Gá. 2:9; Ap. 3:12). Había lirios en las redes (v. 19) y había dos hileras de cien granadas cada una en las guirnaldas (v. 18; 2 R. 25:17; 2 Cr. 3:16; 4:13). Los lirios representan una vida de fe en Dios (Cnt. 2:1-2; Mt. 6:28, 30; Gá. 2:20), y las granadas, que contienen muchas semillas, representan la expresión de las riquezas de la vida divina. Una vida de fe que expresa las riquezas de la vida divina es fruto de haber experimentado la crucifixión de Cristo en medio y por medio de situaciones complicadas y entrelazadas (cfr. 2 Co. 4:7-18). Según su significado espiritual, los tazones de los capiteles son un testimonio (dos) que indica que quienes se sujetan al juicio de Dios (el bronce), considerándose a sí mismos como nada, pueden llevar responsabilidad (cinco) plenamente (diez) y expresar las riquezas de la vida divina (las granadas) en medio de una situación complicada y entrelazada (la obra de malla y obra de cadenillas) con base en el proceso de la resurrección (la base de los capiteles, que tenían tres codos de alto), debido a que son personas que no viven por cuenta propia sino por Dios (los lirios). El creyente que sea una columna, como señal del edificio de Dios, deberá ser portador del testimonio propio de uno que vive por fe para llevar responsabilidad y expresar las riquezas de la vida mediante el proceso de la resurrección sujeto a la crucifixión correspondiente a la obra de malla y a la restricción correspondiente a la obra de cadenillas.

    Para obtener detalles adicionales sobre estas dos columnas de bronce y sus capiteles en relación con nuestra experiencia espiritual, por favor véanse los mensajes 83 y 84 del Estudio-vida

  • Aquí seguimos muchos mss.; otros mss. dicen: granadas.

  • Lit., el segundo.

  • Que significa Él establecerá.

  • Que significa en Él hay fortaleza.

  • El mar de bronce con sus diez lavacros de bronce (vs. 23-40) representa al Espíritu de Dios que redarguye, juzga y renueva, quien, con base en la muerte de Cristo, lava toda cosa negativa de aquellos que forman parte de la morada de Dios en la tierra (Jn. 16:8; Tit. 3:5). Salomón también edificó un altar de bronce (1 R. 9:25), que no es mencionado aquí (véanse las notas de Éx. 27:1-8).

  • Lit., él.

  • Aquí seguimos muchos mss. y la Septuaginta; otros mss. dicen: lavacros.

  • El altar de oro con su incienso representa al Cristo resucitado y ascendido como Intercesor (Ro. 8:34; He. 7:25) y como grato olor que logra la aceptación de Dios para Sus redimidos (Ap. 8:3). Véanse las notas de Éx. 30:1-10, 34-38.

  • La mesa de oro para el pan de la Presencia representa al Cristo que, habiendo pasado por los procesos de la encarnación, la crucifixión, la resurrección y la ascensión, ha llegado a ser el Espíritu vivificante para ser el alimento espiritual de los elegidos de Dios (Jn. 6:32-63). Véanse las notas de Éx. 25:23-30.

  • Los candeleros de oro puro representan al Cristo que llegó a ser el Espíritu vivificante mediante Su resurrección a fin de ser luz divina para Su pueblo (Jn. 8:12). Véanse las notas de Éx. 25:31-40.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración