Salomón edificó sus palacios en asociación con la morada de Dios (vs. 1-12). Los palacios de Salomón fueron edificados con los mismos materiales usados para el templo, lo cual indica que tenían la misma categoría que la morada de Dios. La morada de Dios servía para que Su pueblo le adorase; los palacios de Salomón servían para la administración gubernamental ejercida por Salomón sobre el pueblo. El gobierno de Salomón era la administración gubernamental ejercida por Dios sobre Su pueblo (2 Cr. 9:8). El hecho de que los palacios de Salomón hubieran sido edificados en asociación con la morada de Dios indica que el gobierno de Dios sobre Su pueblo deberá corresponder a la adoración que Él reciba de parte de Su pueblo.
En la tipología los palacios del rey y el templo de Dios estaban separados, mientras que en la correspondiente realidad neotestamentaria, ambos constituyen un solo edificio. Los creyentes neotestamentarios son, por un lado, sacerdotes de Dios que le sirven, le adoran; por otro, son reyes de Dios que reinan para Él (1 P. 2:5, 9; Ap. 1:6; 5:10; 20:6). La Nueva Jerusalén será el templo que sirva de morada a Dios y el lugar en donde los creyentes vivirán y servirán a Dios como sacerdotes, y además, el palacio en el cual Dios el Padre, como Rey de reyes, y Sus hijos, Sus correyes, vivirán y reinarán como reyes (Ap. 21:22; 22:3, 5).