Aquí el trono indica que las siete copas tienen como finalidad juzgar a la bestia así como a su reino y territorio.
Aquí el trono indica que las siete copas tienen como finalidad juzgar a la bestia así como a su reino y territorio.
La plaga de la segunda copa es más severa que la plaga de la segunda trompeta (Ap. 8:8-9); la plaga de la tercera copa es más severa que la plaga de la tercera trompeta (Ap. 8:10-11); y la plaga de la cuarta copa es más severa que la de la cuarta trompeta (Ap. 8:12). La plaga de la quinta copa, el juicio sobre el trono del anticristo y su reino, está relacionada con la quinta trompeta, en la cual el anticristo, el rey de las langostas poseídas por demonios, atormenta a los hombres (Ap. 9:7-11); y la plaga de la sexta copa está relacionada con la sexta trompeta (Ap. 9:14), debido a que la plaga de la sexta copa y la de la sexta trompeta están relacionadas con el mismo río, el Éufrates.
Véase la nota Ap. 15:33.
Ésta es la alabanza ofrecida desde el altar, acerca de los juicios de Dios sobre el territorio del anticristo.
A diferencia de Ap. 1:8 y Ap. 4:8, ni este versículo ni Ap. 11:17 dicen “que ha de venir”. Esto prueba que el Señor regresará después de 4:8 y antes de 11:17. Véase la nota Ap. 1:44.
Véase la nota Ap. 15:41b.
O, toda alma de vida; se refiere a todo animal que tiene alma.
Ap. 13:14-17; 14:9, 11; 20:4
Dios en Su ira final marcará a los rebeldes con una úlcera en la piel, debido a que ellos tienen la marca de la bestia. Esto muestra que la ira final de Dios, dirigida contra los rebeldes, es una reacción a lo que el anticristo hace.
Aquí las copas indican que aunque las siete plagas postreras, las plagas de las siete copas, son la ira final de Dios, Su ira es limitada; de otro modo, toda la tierra y sus habitantes serían destruidos. Para el cumplimiento de Su propósito eterno, Dios en Su juicio sobre la tierra todavía le pone un límite a Su ira final.
Los espíritus inmundos instigan a los reyes rebeldes (v. 14) a que envíen sus fuerzas y persigan al pueblo de Dios. Por ser espíritus, los espíritus inmundos deberían estar en los cielos, pero por haberse convertido en ranas, solamente pueden andar en la tierra. Esto indica que Satanás y su poder para actuar quedarán confinados a la tierra.
Según el contexto, el Señor pronunciará esto al final de la gran tribulación, antes de la batalla de Armagedón. Esto prueba que en ese tiempo todavía habrá creyentes (los que quedaron, que son la mayoría de los creyentes vivos) en la tierra. Para ellos la manifestación del Señor a Su regreso todavía será como la llegada de un ladrón, a una hora que ellos desconocen.
Un talento equivale a unos 50 kilos.
Esto prueba que la gente no tiene la intención de arrepentirse; por el contrario, se opondrán a Dios hasta el fin.
Al final de la gran tribulación, tres espíritus inmundos que saldrán de la boca de Satanás, del anticristo y del falso profeta, irán a los reyes de toda la tierra habitada y los instigarán a unir sus fuerzas (vs. 13-14) —incluyendo a los doscientos millones de jinetes mencionados en Ap. 9:14-16 (véase la nota Ap. 15:121)— para la batalla de Armagedón, la cual será la última batalla entre la humanidad antes del milenio. Allí la intención de Satanás será destruir a Israel (Zac. 14:2) y pelear contra Cristo y Su ejército. Con este fin usará a toda la humanidad rebelde (Ap. 17:12-14; 19:11-19). Cristo y los vencedores escogidos los derrotarán y los destruirán a todos (Ap. 19:20-21; Mi. 4:11-13; Sof. 3:8; Zac. 14:3, 12-15; 12:4, 9) y salvarán a la nación de Israel (Zac. 12:3-8; 14:4-5; Jl. 3:14-17). Así será pisado el lagar, lo cual se describe en Ap. 14:17-20, Is. 63:1-6 y Jl. 3:9-13.
Palabra hebrea compuesta de Har, que significa monte y Megiddon, es decir, Meguido (Jue. 5:19; 2 R. 23:29; Zac. 12:11), que significa matanza; por lo tanto, significa monte de la matanza.
El templo tiene que ver con el testimonio de Dios, mientras que el trono tiene que ver con Su juicio. Del templo desde el trono, indica que el juicio de Dios procede de Su testimonio y tiene como fin el mismo. Una vez que la última copa haya sido derramada, marcando el fin de la gran tribulación, todo lo negativo habrá sido erradicado, y entonces aparecerá la novia (Ap. 19:7-9).
O, terminado, consumado. Esto se refiere al hecho de que todo ha sido logrado para el juicio de Dios y para la expresión o testimonio de Dios.
Este terremoto es el mismo que el asociado con la séptima trompeta (Ap. 11:19). Véase la nota Ap. 11:192.
La gran ciudad es Jerusalén. Véase la nota Ap. 11:81.
La Babilonia misteriosa y religiosa mencionada en 14:8 será destruida al comienzo de la gran tribulación (véase la nota Ap. 14:81b); por lo tanto aquí Babilonia la Grande, la cual será destruida inmediatamente después de la batalla de Armagedón al final de la gran tribulación, debe de ser la Babilonia material, la ciudad de Roma. La Babilonia que se menciona en 14:8 corresponde a la mencionada en el cap. 17, mientras que la mencionada aquí corresponde a la del cap. 18. Los esquemas de las dos Babilonias se encuentran en 14:8 y en este versículo; los detalles se encuentran en los caps. 17 y 18.
Roma dio a las naciones del vino del furor de su fornicación (Ap. 18:3). Ahora, Dios en Su venganza le da a ella el vino del furor de Su ira.