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Capítulos de libros «El Evangelio de Mateo»
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  • Al final del cap. 12 el Rey celestial, quien había sido completamente rechazado por los líderes de la religión judía, rompió relaciones con ellos. En aquel día salió de la casa y se sentó junto al mar. Esto es muy significativo. La casa representa la casa de Israel (Mt. 10:6), y el mar representa el mundo gentil (Dn. 7:3, 17; Ap. 17:15). El hecho de que el Rey saliera de la casa y se sentara junto al mar, significa que después de romper relaciones con los judíos, Él abandonó la casa de Israel y se volvió a los gentiles. Fue después de esto, al estar junto al mar, que Él dio las parábolas con respecto a los misterios del reino. Esto significa que los misterios del reino fueron revelados en la iglesia. Así que, todas las parábolas de este capítulo fueron dirigidas a Sus discípulos, y no a los judíos.

  • La barca, la cual estaba en el mar pero no era parte del mar, representa a la iglesia, la cual está en el mundo, pero no es del mundo. En la barca, o sea en la iglesia, el Rey del reino celestial reveló en parábolas los misterios del reino después de abandonar a los judíos y volverse a los gentiles.

  • En contraste con lo que Él dijo en las otras seis parábolas (vs. 24, 31, 33, 44-45, 47), al principio de esta parábola, la primera de las siete parábolas acerca de los misterios del reino, el Señor no dijo: “El reino de los cielos es (o, ha venido a ser) como…” porque el reino de los cielos comenzó con la segunda parábola. En esta primera parábola el Señor salió sólo a sembrar la semilla para el reino. En aquel entonces la semilla todavía no había crecido hasta ser el cultivo para la formación del reino. Como el Señor decía en Su predicación en aquel entonces, el reino todavía no había venido, sino que solamente se había acercado (Mt. 4:17).

  • El sembrador era el Señor mismo (v. 37).

  • Las semillas son la palabra del reino (v. 19), y el Señor está en esta palabra como vida.

  • Junto al camino se refiere a un lugar cercano al camino. Ha sido endurecido por el tráfico del camino; así que es difícil que las semillas penetren en él. El lugar junto al camino representa el corazón que ha sido endurecido por el tráfico mundano y que no puede abrirse para entender, para comprender, la palabra del reino (v. 19).

  • Las aves representan al maligno, Satanás, que viene y arrebata la palabra del reino que fue sembrada en el corazón endurecido (v. 19).

  • Los pedregales, que no tienen mucha tierra, representan el corazón que recibe de modo superficial la palabra del reino. En lo profundo de tal corazón hay piedras —pecados ocultos, deseos personales, egoísmo y autocompasión— que impiden que la semilla se arraigue en lo profundo del corazón.

  • El sol, con su calor abrasador, representa la aflicción o la persecución (v. 21). El calor abrasador del sol seca la semilla que no está arraigada. El calor del sol contribuye al crecimiento y la maduración del cultivo, una vez que la semilla llega a tener raíces profundas. Pero, debido a la carencia de raíces, el calor del sol, que debería hacerla crecer y madurar, viene a ser un golpe mortal para la semilla.

  • Los espinos representan las preocupaciones de este siglo y el engaño de las riquezas, los cuales ahogan completamente la palabra, impidiendo así que crezca en el corazón y haciéndola infructuosa (v. 22).

  • La buena tierra representa el buen corazón que no ha sido endurecido por el tráfico mundano, que no tiene pecados ocultos, y que está libre de las preocupaciones de este siglo y del engaño de las riquezas. Tal corazón cede cada centímetro de su terreno para recibir la palabra a fin de que ésta crezca, lleve fruto y produzca aun a ciento por uno (v. 23).

  • Esta palabra indica que los judíos que se oponían a Él y lo rechazaban no tenían oídos para oír. Por lo tanto, no pudieron oír.

  • El Rey del reino celestial usaba parábolas para revelar las cosas del reino (v. 34) con el propósito de convertirlas en misterios para los judíos que se oponían a Él y lo rechazaban, a fin de que no las entendieran. Desde el tiempo en que el Rey vino a sembrar la semilla, hasta Su regreso para recoger la cosecha, todo lo relacionado con el reino es un misterio para la mente natural. Sólo la mente iluminada de un corazón sumiso puede entender estos misterios.

  • Se refiere al que recibe y sigue al Rey celestial; a tal seguidor se le dará en abundancia la revelación con respecto al reino.

  • Se refiere a los judíos que se oponen al Rey celestial y lo rechazan, a quienes les será quitado lo que Él ha hablado y hecho. Ésta es la verdadera condición de los judíos hoy en día. No tienen ningún conocimiento acerca del reino de los cielos. Para ellos esto es un misterio totalmente desconocido.

  • ¡Qué bendición es ver y oír los misterios del reino celestial!

  • El maligno es el diablo (vs. 38-39).

  • En esta segunda parábola, el Señor comenzó diciendo: “El reino de los cielos es (o, ha venido a ser) semejante a…” porque el reino de los cielos comenzó a establecerse cuando esta parábola comenzó a cumplirse, esto es, en el día de Pentecostés, cuando la iglesia fue edificada (Mt. 16:18-19). Desde aquel momento, después que la iglesia fue fundada, la cizaña, o sea los falsos creyentes, fue sembrada entre el trigo, los creyentes verdaderos, formando así la apariencia del reino de los cielos.

  • Los hombres eran los esclavos (v. 27), lo cual se refiere a los esclavos del Señor, principalmente los apóstoles. Cuando los esclavos del Señor dormían y no estaban velando, el enemigo del Señor, el diablo, vino y sembró falsos creyentes entre los verdaderos.

  • La cizaña es una mala hierba que se parece al trigo. Su semilla es venenosa y puede producir sopor, náuseas, convulsiones e incluso muerte. El retoño y las hojas de la cizaña se parecen a los del trigo. Sólo se puede distinguir el trigo de la cizaña cuando se produce el fruto. El fruto del trigo es amarillo dorado, pero el de la cizaña es negro.

  • En el Antiguo Testamento los hijos de Israel, quienes estaban en el reino de Dios, eran comparados con uvas que crecen en la viña (Mt. 21:33-34), mientras que en el Nuevo Testamento el pueblo del reino, que está en el reino de los cielos, es comparado con el trigo que crece en el campo. La viña estaba cercada, limitada y sólo incluía a los judíos, mientras que el campo abarca el mundo entero, y es abierto, ilimitado e incluye a todos los pueblos.

  • Arrancarla con el fin de recogerla. Así también en los versículos siguientes.

  • Tanto la cizaña como el trigo crecen en el campo, y el campo es el mundo (v. 38). Los falsos creyentes y los verdaderos viven en el mundo. Recoger la cizaña del campo significa quitar del mundo a los falsos creyentes. El Señor no quería que Sus esclavos hicieran esto, porque al quitar del mundo a los falsos creyentes, podrían también quitar a los verdaderos. La Iglesia Católica cometió este error y así mató a muchos creyentes verdaderos.

  • Crecer juntos en el mundo, y no en la iglesia.

  • El fruto del trigo en las primeras dos parábolas y el fruto del grano de mostaza aquí en la tercera parábola son comestibles. Esto indica que las personas del reino, los constituyentes del reino y de la iglesia, deben ser como un sembrado que produce alimento para la satisfacción de Dios y del hombre.

  • La iglesia, que es la corporificación del reino en la tierra, debe ser como una hierba que produce alimento. Sin embargo, su naturaleza y su función fueron cambiadas de modo que se hizo un “árbol”, un nido de aves. (Esto es contrario a la ley de la creación de Dios, es decir, que toda planta debe dar fruto según su especie, Gn. 1:11-12). Este cambio sucedió en la primera parte del cuarto siglo, cuando Constantino el Grande unió a la iglesia con el mundo. Él introdujo en el cristianismo a miles de falsos creyentes, convirtiéndolo en el sistema de la cristiandad, y haciendo que dejara de ser la iglesia. Por lo tanto, esta tercera parábola corresponde a la tercera iglesia de las siete mencionadas en Ap. 2 y Ap. 3, la iglesia en Pérgamo (Ap. 2:12-17, véase la nota Ap. 2:121). La mostaza es una hortaliza anual, mientras que el árbol es una planta perenne. La iglesia, según su naturaleza celestial y espiritual, debe ser como la mostaza, debe ser peregrina en la tierra. Pero cambiada su naturaleza, la iglesia se estableció y se arraigó profundamente como un árbol en la tierra, y floreció echando las ramas de sus proyectos y operaciones, donde se alojan muchas personas y cosas malignas. Como resultado de esto se formó la organización exterior de la apariencia del reino de los cielos.

  • Puesto que las aves que se mencionan en la primera parábola representan al maligno, Satanás (vs. 4, 19), las aves del cielo aquí deben de referirse a los espíritus malignos de Satanás junto con las personas y las cosas malignas motivadas por ellos. Éstos se alojan en las ramas del gran árbol, es decir, en los proyectos y operaciones de la cristiandad.

  • En las Escrituras, la levadura representa las cosas malignas (1 Co. 5:6, 8) y las doctrinas malignas (Mt. 16:6, 11-12).

  • La iglesia, el reino de los cielos en términos prácticos, la cual tiene a Cristo, la flor de harina sin levadura, como su contenido, debe ser un pan sin levadura (1 Co. 5:7-8). Sin embargo, la Iglesia Católica, la cual fue formada completa y oficialmente en el sexto siglo y que está representada aquí por la mujer, adoptó muchas prácticas paganas, herejías y perversidades, y las mezcló con las enseñanzas acerca de Cristo, leudando así todo el contenido del cristianismo. Esta mezcla llegó a ser el contenido corrupto de la apariencia del reino de los cielos. Esta cuarta parábola corresponde a la cuarta iglesia de las siete mencionadas en Ap. 2 y Ap. 3, la iglesia en Tiatira (Ap. 2:18-29 y la nota Ap. 2:201).

  • La harina, con que se preparaba la ofrenda de harina (Lv. 2:1), representa a Cristo como alimento para Dios y para el hombre. Tres medidas es la cantidad que se requiere para hacer una comida completa (Gn. 18:6). Por lo tanto, que la levadura fuera escondida en tres medidas de harina significa que la Iglesia Católica ha leudado completamente y de modo oculto todas las enseñanzas acerca de Cristo. Ésta es la verdadera condición de la Iglesia Católica Romana. Leudar así es absolutamente contrario a las Escrituras, las cuales prohíben enfáticamente que se ponga levadura alguna en la ofrenda de harina (Lv. 2:4-5, 11).

  • Las personas del reino fueron escogidas por Dios antes de la fundación del mundo (Ef. 1:4), pero los misterios del reino fueron escondidos desde la fundación del mundo.

  • Esta parábola revela que poco tiempo después que el reino fue establecido mediante la edificación de la iglesia, la situación del reino de los cielos cambió. El reino fue establecido con los hijos del reino, el trigo. Pero los hijos del maligno, la cizaña, crecieron y alteraron la situación. Así que, se ha producido una diferencia entre el reino de los cielos y su aspecto exterior. Los hijos del reino, el trigo, constituyen el reino, mientras que los hijos del maligno, la cizaña, han formado la apariencia del reino, a la cual llaman hoy la cristiandad.

  • El reino del Hijo del Hombre, el cual constituye la parte terrenal del milenio, el reino mesiánico.

  • Lit., obras ilícitas. Véase la nota 1 Jn. 3:42.

  • El lago de fuego (Ap. 20:10, 15).

  • Véase la nota Mt. 8:123b.

  • Los hijos del reino (v. 38), los vencedores.

  • El reino del Padre es la parte celestial del milenio, la manifestación del reino de los cielos como recompensa para los vencedores.

  • Las tres parábolas anteriores acerca de la apariencia del reino fueron relatadas públicamente a las multitudes por el Rey celestial desde una barca (vs. 2, 34), mientras que las tres parábolas siguientes fueron dadas en privado a los discípulos en una casa (v. 36). Esto indica que los temas tratados en estas tres parábolas están más ocultos. La primera parábola trata de un tesoro escondido en el campo. El tesoro escondido en el campo debe de estar constituido de oro o piedras preciosas, los materiales usados para la edificación de la iglesia y de la Nueva Jerusalén (1 Co. 3:12; Ap. 21:18-20). Puesto que la iglesia hoy en día es el reino en términos prácticos, y puesto que la Nueva Jerusalén será el reino en su manifestación en la era venidera, el tesoro escondido en el campo debe de representar el reino escondido que está en la tierra creada por Dios.

  • El campo es la tierra creada por Dios para Su reino (Gn. 1:26-28).

  • Este hombre es Cristo, quien encontró el reino de los cielos en 4:12—12:23, lo escondió en Mt. 12:24-50; 13:1-43, y gozoso por ello fue a la cruz en Mt. 16:21; 17:22-23; 20:18-19 y Mt. 26:1-75; 27:1-52 para vender todo lo que tenía y comprar el campo, es decir, redimir la tierra creada que se había perdido, para el reino.

  • El comerciante también es Cristo, quien buscaba la iglesia para Su reino. Después de encontrarla en Mt. 16:18 y Mt. 18:17, fue a la cruz y vendió todo lo que tenía y la compró para el reino.

  • La perla es un material para la edificación de la Nueva Jerusalén; la perla es producida en las aguas de muerte (el mundo lleno de muerte) por la ostra viva (el Cristo viviente), que cuando es herida por una piedrecilla (el pecador), segrega su jugo vital sobre la piedrecilla que la hiere (el creyente, véase la nota Ap. 21:211). Puesto que la perla proviene del mar, que representa el mundo corrompido por Satanás (Is. 57:20; Ap. 17:15), debe de referirse a la iglesia, que está constituida principalmente de creyentes regenerados provenientes del mundo gentil, y que es de gran valor.

  • Lit., red barredera. Esta parábola corresponde a la de 25:32-46. Aquí la red no representa el evangelio de gracia, que se predica en la era de la iglesia, sino el evangelio eterno, el cual se predicará al mundo gentil durante la gran tribulación (Ap. 14:6-7 y la nota Ap. 14:61).

  • El mar representa el mundo gentil.

  • Toda clase representa todas las naciones, todos los gentiles (Mt. 25:32).

  • Lo bueno son las “ovejas”, aquellos que son justificados; lo malo son los “cabritos”, aquellos que son condenados (Mt. 25:32).

  • El lago de fuego (Mt. 25:41; Ap. 20:10, 15).

  • Véase la nota Mt. 8:123b.

  • Después de presentar las siete parábolas acerca de los misterios del reino, el Señor comparó al escriba que se ha hecho discípulo, con un dueño de casa que posee un tesoro, un almacén rico en cosas nuevas y cosas viejas, las cuales no sólo representan el conocimiento nuevo y el conocimiento viejo de las Escrituras, sino también las experiencias de vida, tanto nuevas como viejas, en el reino.

  • En 12:24 los fariseos se opusieron a Cristo y lo rechazaron a lo sumo. Aquí los galileos lo conocían según la carne, y no según el espíritu (2 Co. 5:16); ellos fueron cegados por su conocimiento natural.

  • El rechazo por los fariseos hizo que el Rey celestial los abandonara. La incredulidad de los galileos hizo que el Señor no hiciera entre ellos muchas obras poderosas.

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