Algunos mss. añaden: nuevo. La sangre del Señor, habiendo satisfecho la justicia de Dios, estableció el nuevo pacto. En este nuevo pacto Dios nos da perdón, vida, salvación y todas las bendiciones espirituales, celestiales y divinas. Cuando este nuevo pacto nos es dado, es una copa (Lc. 22:20), una porción para nosotros. El Señor derramó Su sangre, Dios estableció el pacto y nosotros disfrutamos la copa, en la cual Dios y todo lo Suyo son nuestra porción. La sangre es el precio que Cristo pagó por nosotros, el pacto es el título de propiedad que Dios nos transmitió, y la copa es la porción que recibimos de Dios.