Con el firme propósito de inculcarles el judaísmo a los creyentes gentiles.
Con el firme propósito de inculcarles el judaísmo a los creyentes gentiles.
Hacer esto es anular la fe en la economía neotestamentaria de Dios, y es una verdadera herejía. Por lo tanto, esos que enseñaban tal herejía a los cristianos quizá hayan sido los mismos que Pablo consideró falsos hermanos en Gá. 2:4.
Véase la nota Hch. 11:21a y la nota Hch. 10:141c. En la economía neotestamentaria de Dios, circuncidarse hace que de nada nos aproveche Cristo.
El hecho de que Pablo, Bernabé y otros acudieran a los apóstoles y a los ancianos de Jerusalén no se debía a que Jerusalén fuera la sede del mover de Dios, ni a que la iglesia en Jerusalén fuera la iglesia principal que controlaba a las demás. Fueron allí debido a que Jerusalén era la fuente de las enseñanzas heréticas en cuanto a la circuncisión. Para solucionar este problema y cortarlo de raíz, ellos tenían que ir a la fuente del mismo. Conforme a la economía neotestamentaria de Dios no existe una sede del mover de Dios en la tierra y no existe una iglesia principal que controle a otras iglesias como ocurre en la Iglesia Católica Romana. La sede del mover de Dios en Su economía neotestamentaria está en los cielos (Ap. 4:2-3; 5:1), y el único que gobierna a todas las iglesias es Cristo, quien es Cabeza de la iglesia (Col. 1:18; Ap. 2:1).
Al subir Pablo, Bernabé y algunos otros a Jerusalén, era la iglesia la que subía y no meros individuos. Ellos no actuaron de manera individualista, aparte de la iglesia, sino corporativamente, en la iglesia y con ella. Éste fue el mover del Cuerpo de Cristo.
Véase la nota Mt. 3:71a.
Véase la nota Hch. 15:13d.
Véase la nota Hch. 15:14e.
Ésta fue una conferencia especial celebrada por los apóstoles de la iglesia universal y los ancianos de la iglesia local que estaba en Jerusalén. Éstos eran los dos principales grupos en el mover neotestamentario del Señor en la tierra. En esta conferencia no hubo moderador; quien presidió fue el Espíritu (v. 28), el Cristo pneumático, la Cabeza de la iglesia (Col. 1:18) y el Señor de todos (Hch. 10:36). El hecho de que hubo mucha discusión (v. 7) indica que a todos los presentes en la conferencia se les permitió hablar. La decisión se tomó con base en:
1) el testimonio presentado por Pedro (vs. 7-11),
2) los hechos relatados por Bernabé y Pablo (v. 12)
3) la conclusión dada por Jacobo (vs. 13-21), quien era el principal entre los apóstoles y los ancianos de Jerusalén (Hch. 12:17; 21:18; Gá. 1:19; 2:9) debido a la influencia que ejercía sobre los creyentes por su piedad (véase la nota Jac. 1:41b).
Véase la nota Hch. 1:161.
Lit., días antiguos, días de antaño.
Esto indica que a Dios no le importan las ordenanzas legalistas externas, las cuales no pueden purificar el ser interior del hombre; a Él le interesa la purificación interna del corazón del hombre. Esto concuerda con lo que el Señor recalcó en Mr. 7:1-23. La purificación del corazón del hombre solamente podía ser efectuada por el Espíritu Santo con la vida divina, y no por las ordenanzas externas de la letra muerta.
El yugo de la ley, el cual consiste en estar atado bajo esclavitud (Gá. 5:1 y la nota 4). Requerir que el pueblo guarde la ley de la esclavitud no solamente esclaviza al pueblo, sino que también pone a prueba a Dios. Ni siquiera Dios podría, ni quiere, hacer que el hombre guarde la ley de la letra muerta.
Esta gracia abarca la persona del Señor (véase la nota Gá. 2:211a) y Su obra redentora (Ro. 3:24). Pedro y los creyentes judíos fueron salvos por esta gracia, y no por guardar la ley de Moisés. En lo que a la salvación de Dios se refiere, guardar la ley carece de todo valor tanto para los judíos como para los gentiles.
Lit., callaron.
Véase la nota Hch. 1:161.
El reino de Israel. Reedificar el tabernáculo de David es restaurar el reino de Israel (Hch. 1:6).
O, quienes han sido llamados por Mi nombre.
O, desde la fundación del mundo.
Esto indica que la conclusión dada por Jacobo todavía estaba bajo la influencia de la ley mosaica debido a sus profundas raíces judías (véase la nota Jac. 1:261 y la nota Jac. 2:101). Él seguía bajo la influencia de este trasfondo aun durante la última visita de Pablo a Jerusalén (Hch. 21:20-26).
Véase la nota Jac. 2:21.
Lit., entregado, renunciado.
Lit., almas. Se refiere no solamente a sus vidas, sino también al propio ser de ellos, al cual habían renunciado por causa del nombre del Señor.
Véase la nota 1 Co. 12:283d.
Algunos mss. omiten este versículo.
Bernabé y Pablo eran hombres que habían entregado sus vidas por el nombre del Señor (v. 26), pero inmediatamente después de su victoria al contender por la fe contra la herejía respecto a la circuncisión, surgió entre ellos un conflicto tan severo acerca del pariente de uno de ellos, que se separaron. La responsabilidad por este problema debe recaer en Bernabé, porque después de este incidente ya no vuelve a ser mencionado en la crónica divina de Hechos tocante al mover del Señor en la economía neotestamentaria de Dios. La razón de su fracaso quizá haya sido su apego natural a Marcos, su primo (Col. 4:10), quien, en una forma negativa, se apartó de Bernabé y de Pablo durante el primer viaje ministerial de ellos (Hch. 13:13 y la nota 1). Más tarde Marcos fue recobrado y volvió a unirse al ministerio de Pablo (2 Ti. 4:11; Flm. 1:24), pero Bernabé no lo fue. ¡Las discusiones originadas entre los colaboradores por causa de afectos personales son terribles! ¡Debemos tener esto bien presente!
Éste fue el comienzo del segundo viaje ministerial de Pablo, el cual termina en Hch. 18:22.