Cinco es el número de responsabilidad (cfr. la nota Mt. 25:21a), y dos es el número de testimonio (Dt. 19:15). Los dos conjuntos de cinco cortinas unidas entre sí (vs. 4-6) representan el vivir continuo del Señor Jesús, quien llevó una vida de responsabilidad a fin de constituir un testimonio.
Al unirse los dos conjuntos de cinco cortinas se formaba un gran toldo que medía cuarenta codos por veintiocho codos. El número veintiocho se compone del número cuatro multiplicado por siete, donde el número cuatro representa al hombre como criatura de Dios (Ez. 1:5) y el número siete significa compleción (véase la nota Ap. 1:41a). Por tanto, la longitud de cada cortina también representa la condición completa y perfecta del Señor Jesús como hombre (cfr. la nota Éx. 26:11). El número cuarenta representa ser examinados y probados (He. 3:9; Mt. 4:2). Por tanto, los cuarenta codos representan que el Señor, en calidad de hombre completo y perfecto, fue puesto a prueba, y que Él fue aprobado como tal por Dios y por los hombres.
El propio tabernáculo tenía treinta codos de largo, diez de ancho y diez de alto (véase la nota Éx. 26:181 y la nota Éx. 26:331). Cuando el tabernáculo era erigido, el toldo de cortinas de lino se extendía sobre las tablas erguidas (vs. 15-30). Diez codos de este toldo colgaban por la parte posterior del tabernáculo y nueve codos a cada lado, sin que colgase nada por el frente, donde estaba la entrada del tabernáculo. El número nueve, compuesto del número tres multiplicado por tres, representa al Dios Triuno en resurrección. Que el toldo colgase nueve codos a cada lado significa que el Señor Jesús era un hombre perfecto y completo, de quien desbordaba el Dios Triuno en resurrección de una manera pareja y equilibrada.