A fin de ser hechos aptos para servir a Dios como sacerdotes, Aarón y sus hijos tenían que ser santificados, esto es, ser separados al ser marcados. La marca de que Aarón y sus hijos estaban separados, santificados, como corresponde a sacerdotes, era tener sus manos llenas con las ofrendas (v. 24 véase la nota Éx. 28:411), lo cual representa el hecho de que los creyentes sean llenos de las riquezas de Cristo (Ef. 3:8) al experimentar subjetivamente a Cristo, quien es la realidad de las ofrendas (He. 10:5-10). Los pasos en la santificación de Aarón y sus hijos incluían lavar sus impurezas (v. 4), cubrir su desnudez con las vestiduras sacerdotales (vs. 5-9), tomar medidas con respecto a su naturaleza pecaminosa mediante la ofrenda por el pecado (vs. 10-14) y alimentar tanto a Dios como a los sacerdotes con el holocausto (vs. 15-18) y la ofrenda de paz (vs. 19-28). Esto no era meramente una consagración u ordenación de Aarón y sus hijos. Véase también la nota Éx. 29:281.