El versículo completo constituye la promesa que el Señor hace a los vencedores, la cual será cumplida en el reino milenario después que el Señor regrese. Si un nombre es borrado del libro de la vida, se entiende que ese nombre ya había sido inscrito allí. El libro de la vida es un registro divino de los nombres de aquellos que participan de las bendiciones que Dios ha preparado para ellos. Los nombres de todos los santos escogidos por Dios y predestinados para participar de estas bendiciones están inscritos en este libro (Lc. 10:20). Estas bendiciones son dadas en tres etapas:
1) en la iglesia,
2) en el reino milenario
3) en la eternidad.
Las bendiciones en la etapa de la iglesia, tales como el perdón de los pecados, la redención, la regeneración, la vida eterna, la naturaleza divina, etc., son las primeras porciones. Todos los escogidos de Dios cuyos nombres están inscritos en el libro de la vida participan de estas primeras porciones al comenzar su vida espiritual. Si ellos cooperan con el suministro de gracia divina, madurarán en vida en la era de la iglesia, y esta temprana madurez en vida constituirá un premio con el cual el Señor los recompensará cuando regrese. Ese premio será la entrada en el reino milenario y la participación de las bendiciones divinas en esa etapa, tales como el gozo y el reposo del Señor (Mt. 25:21, 23; He. 4:9-11), reinar sobre las naciones (Ap. 2:26-27; 20:4, 6), etc., lo cual Dios ha preparado como incentivo para que Sus escogidos avancen con Él en la era de la iglesia. Sin embargo, muchos de Sus escogidos, después de recibir el perdón, la redención, la vida eterna, la naturaleza divina, etc., no estarán dispuestos a cooperar con la gracia de Dios y no avanzarán con Él. Por lo tanto, no podrán madurar en vida en la etapa de la iglesia y por ende, cuando el Señor regrese no estarán listos para entrar en el reino milenario ni para participar del premio de las bendiciones divinas de esa era. Por consiguiente, durante el reino milenario sus nombres serán borrados del libro de la vida. Después de ser disciplinados por el Señor y crecer en vida hasta llegar a la madurez durante el reino milenario, participarán de las bendiciones divinas en la eternidad, tales como el sacerdocio eterno con la presencia eterna de Dios, el reinado eterno (Ap. 22:3-5), la Nueva Jerusalén, el árbol de la vida (Ap. 22:14), el agua de la vida (Ap. 22:17), etc. En ese tiempo sus nombres serán inscritos de nuevo en el libro de la vida. Esto significa que todos los escogidos de Dios, cuyos nombres están inscritos en el libro de la vida y quienes participaron de las bendiciones divinas en la etapa de la iglesia, “no perecerán jamás” (Jn. 10:28); es decir, de ningún modo perderán las bendiciones divinas de la eternidad. Sin embargo, los que no cooperen con el Señor en la era de la iglesia, serán disciplinados dispensacionalmente por el Señor durante el reino milenario y perderán las bendiciones divinas de esa etapa.