Los del pueblo de Israel que se hallen inscritos en el libro de Dios, el libro de la vida, serán librados de manos del anticristo. Cuando Cristo regrese para establecer el reino, el pequeño número de judíos que haya quedado, el remanente de Israel (Zac. 13:8-9; 14:1-2 y las notas), verá a Cristo descender en el aire y se arrepentirá, le recibirá y será salvo y regenerado (Zac. 12:10-14; 14:4-5; Mt. 24:30; Ro. 11:26-27; Ap. 1:7). Sin embargo, debido a que ellos serán los creyentes tardíos, no serán partícipes de la sección celestial del reino en calidad de reyes y sacerdotes, sino que serán mantenidos en la tierra a fin de ser sacerdotes de Dios (Is. 2:2-3; Zac. 8:20-23) en la sección terrenal del reino milenario. Véase la nota Mt. 3:22b.
En el reino milenario habrá tres grupos de personas:
1) los creyentes vencedores, que estarán en la sección celestial del reino como reyes y sacerdotes en los lugares celestiales (véase la nota Ap. 20:64d);
2) los judíos que fueron salvos, quienes estarán en la tierra como sacerdotes que enseñarán a las naciones restauradas (véase la nota Zac. 8:201) y
3) las naciones restauradas, quienes serán los ciudadanos bajo el gobierno de los creyentes vencedores —que reinarán juntamente con Cristo— y también estarán bajo la enseñanza y el cuidado provisto por los judíos que fueron salvos (véase la nota Mt. 25:321b y la nota Mt. 25:341).
Después de los mil años de la era del reino, el cielo viejo y la tierra vieja serán incinerados a fin de ser renovados (2 P. 3:12-13 y las notas) y se convertirán en el cielo nuevo y la tierra nueva (Ap. 21:1). En ese tiempo, los judíos que fueron salvos y regenerados por el Señor en Su segunda venida se unirán a todos los santos que creyeron en las eras del Antiguo y Nuevo Testamento a fin de constituir la Nueva Jerusalén como morada de Dios y expresión de Dios por la eternidad (Ap. 21:12, 14). Las naciones que permanezcan al final del milenio serán trasladadas a la tierra nueva donde por siempre serán sus ciudadanos (Ap. 21:24-26; 22:2b). Ése será el reino eterno de Dios, en el cual los que fueron escogidos por Dios, creados por Él, así como regenerados, santificados, transformados y glorificados por Él, quienes serán uno con Dios por la eternidad, reinarán sobre las na ciones restauradas (mas no regeneradas) y les enseñarán; estas naciones serán los ciudadanos del cielo nuevo y la tierra nueva. Al final, en la eternidad en Su reino eterno, Dios tendrá Sus sacerdotes, Sus reyes y Su pueblo (Ap. 22:3, 5; 21:3) por siempre.