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Capítulos de libros «Daniel»
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  • El tiempo al que se hace referencia aquí es el de la consumación de la era (Mt. 28:20b), los últimos tres años y medio de la era presente (v. 7; 7:25b). Ése será el tiempo de aflicción, el tiempo de la gran tribulación (Jer. 30:7a; Mt. 24:15-26), durante el cual será concluido el quebrantamiento del poder del pueblo santo (v. 7; 7:25b; Ap. 13:5, 7; 11:2). La visión presentada en este capítulo abarca cosas que sucederán durante los últimos tres años y medio de la era presente, así como cosas relacionadas con la era del reino y con la eternidad.

  • Véase la nota Dn. 10:111.

  • Los del pueblo de Israel que se hallen inscritos en el libro de Dios, el libro de la vida, serán librados de manos del anticristo. Cuando Cristo regrese para establecer el reino, el pequeño número de judíos que haya quedado, el remanente de Israel (Zac. 13:8-9; 14:1-2 y las notas), verá a Cristo descender en el aire y se arrepentirá, le recibirá y será salvo y regenerado (Zac. 12:10-14; 14:4-5; Mt. 24:30; Ro. 11:26-27; Ap. 1:7). Sin embargo, debido a que ellos serán los creyentes tardíos, no serán partícipes de la sección celestial del reino en calidad de reyes y sacerdotes, sino que serán mantenidos en la tierra a fin de ser sacerdotes de Dios (Is. 2:2-3; Zac. 8:20-23) en la sección terrenal del reino milenario. Véase la nota Mt. 3:22b.

    En el reino milenario habrá tres grupos de personas:
    1) los creyentes vencedores, que estarán en la sección celestial del reino como reyes y sacerdotes en los lugares celestiales (véase la nota Ap. 20:64d);
    2) los judíos que fueron salvos, quienes estarán en la tierra como sacerdotes que enseñarán a las naciones restauradas (véase la nota Zac. 8:201) y
    3) las naciones restauradas, quienes serán los ciudadanos bajo el gobierno de los creyentes vencedores —que reinarán juntamente con Cristo— y también estarán bajo la enseñanza y el cuidado provisto por los judíos que fueron salvos (véase la nota Mt. 25:321b y la nota Mt. 25:341).
    Después de los mil años de la era del reino, el cielo viejo y la tierra vieja serán incinerados a fin de ser renovados (2 P. 3:12-13 y las notas) y se convertirán en el cielo nuevo y la tierra nueva (Ap. 21:1). En ese tiempo, los judíos que fueron salvos y regenerados por el Señor en Su segunda venida se unirán a todos los santos que creyeron en las eras del Antiguo y Nuevo Testamento a fin de constituir la Nueva Jerusalén como morada de Dios y expresión de Dios por la eternidad (Ap. 21:12, 14). Las naciones que permanezcan al final del milenio serán trasladadas a la tierra nueva donde por siempre serán sus ciudadanos (Ap. 21:24-26; 22:2b). Ése será el reino eterno de Dios, en el cual los que fueron escogidos por Dios, creados por Él, así como regenerados, santificados, transformados y glorificados por Él, quienes serán uno con Dios por la eternidad, reinarán sobre las na ciones restauradas (mas no regeneradas) y les enseñarán; estas naciones serán los ciudadanos del cielo nuevo y la tierra nueva. Al final, en la eternidad en Su reino eterno, Dios tendrá Sus sacerdotes, Sus reyes y Su pueblo (Ap. 22:3, 5; 21:3) por siempre.

  • Al final de la gran tribulación los santos que durmieron (esto es: los que murieron, 1 Co. 15:51) se levantarán en la resurrección de vida para reunirse con Cristo en el aire (vs. 2, 13; Jn. 5:28-29a; 1 Ts. 4:16-17; 2 Ts. 2:1, 3-4, 8; Ap. 14:14-16). Después del milenio, la era del reino, aquellos que murieron en calidad de incrédulos serán levantados en la resurrección para juicio y sufrirán el oprobio y desdén eternos en la eternidad por siempre y para siempre (v. 2b; Jn. 5:29b; Ap. 20:15).

  • Los vencedores mencionados en este versículo resplandecerán en la era del reino (Mt. 13:43). Junto con aquellos mencionados en el v. 10 así como junto con Daniel, mencionado en el v. 13, ellos participarán del reino y darán continuación a su disfrute de la vida eterna en la eternidad para siempre.

  • Véase la nota Dn. 7:252.

  • Lit., blanqueados.

  • Véase la nota Dn. 9:271.

  • Al final de los mil doscientos sesenta días de la gran tribulación, el anticristo será completamente destruido por Cristo (2 Ts. 2:8; Ap. 19:20). Al inicio del milenio, que es la era del reino, treinta días más serán necesarios para purificar y depurar el templo que fue contaminado, devastado y profanado. Así como los macabeos purificaron el templo después que fuera profanado por Antíoco Epífanes (Dn. 8:14 y las notas), así también los judíos salvos purificarán el templo al inicio del reino milenario.

  • Después de la purificación del templo mencionada en el v. 11, todavía se necesitarán cuarenta y cinco días más para recobrar el sistema de adoración a Dios que había sido destrozado, lo cual incluye los sacrificios diarios. Por tanto, desde el tiempo en que el anticristo suprimió las ofrendas hasta el día en que los israelitas disfruten nuevamente de las ofrendas transcurrirán 1335 días. La restauración de los sacrificios será una gran bendición para el pueblo de Israel (Jl. 2:14).

  • Esto indica que Daniel será resucitado para que disfrute de su porción asignada en la era del reino. Véase la nota Dn. 12:31a.

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