Los doce apóstoles (enviados a la casa de Israel, y no a los gentiles), por ser obreros dignos de su alimento, no tenían que llevar provisiones consigo. (No obstante, los obreros del Señor enviados a los gentiles no deben tomar nada de los gentiles, 3 Jn. 1:7). Este principio cambió después que el Señor fue totalmente rechazado por la casa de Israel (Lc. 22:35-38).
