El factor externo causante de la primera caída del hombre fue la tentación de la serpiente, y el factor interno fue que la mujer se arrogó la autoridad como cabeza (vs. 2-3, 6). La mujer representa la posición que le corresponde al hombre delante de Dios. Dios es el Marido del hombre (Is. 54:5); al hombre le corresponde la posición de esposa. Así como el hombre debe sujetarse a la autoridad de Dios, su cabeza, también la mujer debe sujetarse a la autoridad del hombre, su cabeza (1 Co. 11:3). Esto es una protección contra la insidia sutil del enemigo. Aquí Eva se arrogó la autoridad como cabeza al conversar directamente con la serpiente, sin tener la cobertura de su esposo; por tanto, cayó en la trampa puesta por la serpiente y fue engañada (1 Ti. 2:14). Este fracaso de Eva tipifica el fracaso del hombre al desechar a Dios y arrogarse la autoridad que corresponde a Dios como cabeza, actuando independientemente de Él, con lo cual le dio cabida a Satanás, el insidioso, para que éste le engañase. Véase la nota Ro. 7:41.
