El Evangelio de Lucas concluye con la ascensión del Señor al cielo (Lc. 24:51), y el libro de Hechos comienza con lo mismo. El Evangelio de Lucas es una narración del ministerio terrenal del Jesús encarnado; el libro de Hechos narra la continuación del ministerio del Cristo resucitado y ascendido, efectuado desde el cielo mediante Sus creyentes en la tierra. En los Evangelios, el ministerio terrenal del Señor, que Él mismo efectuó, consistió solamente en que Él se sembró como la semilla del reino de Dios en Sus creyentes, sin que la iglesia fuera aún edificada. En el libro de Hechos, el ministerio celestial del Señor, llevado a cabo por medio de los creyentes en la esfera de la resurrección y ascensión del Señor, consiste en propagarle como el desarrollo del reino de Dios a fin de que la iglesia sea edificada (Mt. 16:18) por todo el mundo para constituir Su Cuerpo, el cual es tanto Su plenitud (Ef. 1:23), para Su expresión, como la plenitud de Dios (Ef. 3:19) para la expresión de Dios.